viernes, 25 de marzo de 2011

La colonia china en Nicaragua



Los primeros inmigrantes chinos en Nicaragua arribaron a las costas del país centroamericano en las segunda mitad del siglo XIX. Al igual que los primeros integrantes de las colonias chinas en las Américas, esos inmigrantes llegaron a Nicaragua huyendo de la caótica situación en que vivía China. El Imperio Ching o de los Manchúes veía aproximarse su ocaso y la incertidumbre se había adueñado del quehacer nacional. La vida era extremadamente ardua y las posibilidades de superación eran casi nulas. Por esas razones, muchos jóvenes optaron por aventurar una mejor suerte en otros países. La mayoría de ellos venían de la provincia de Kwangtung, que era la que tenía relativamente menor control de sus puertos.
Existen algunas referencias de que los primeros chinos llegaron a Nicaragua a mediados del siglo XIX, en los barcos que operaban la Compañía Accesoria de Tránsito, dirigida por Cornelius Vanderbilt, que hacía la travesía Nueva York-San Juan del Norte con el fin de trasladar pasajeros de todo el mundo y principalmente norteamericanos que llegaban a California por la llamada “Fiebre del Oro”.
Los viajeros ingresaban a San Juan del Norte navegando el río del mismo nombre y luego el lago de Granada, para desembarcar en el puerto La Virgen, en Rivas, trasladándose por tierra a San Juan del Sur, donde tomaban otro barco hacia California.
Es posible que entre los miles de pasajeros que realizaron ese trayecto hubieran ciudadanos chinos que se quedaron en Nicaragua atraídos por la belleza natural y la hospitalidad de un país que continúa manteniendo esas mismas características a los inmigrantes de diferentes nacionalidades que han hecho aquí su segunda patria.
Históricamente, se registra la llegada de inmigrantes chinos en 1884 a la Costa Atlántica de Nicaragua; y en 1894 al sector del Pacífico, fijando residencia en las ciudades de León y Managua. Sin embargo, hay limitada documentación en torno a la identidad precisa de esos ciudadanos chinos. Muchos de estos primeros inmigrantes no llegaron directamente de China, sino que venían de Estados Unidos, México y Panamá; donde no habían tenido muchos éxitos en sus esfuerzos por radicarse allí.
Según el historiador nicaragüense, Donovan Brautigam, llegaron los primeros chinos a Bluefields en 1884. Por prejuicio racial de parte del gobierno nicaragüense de turno, tuvieron dificultades legales desde el primer año después de la anexión de la Costa Atlántica. En julio de 1895, el presidente José Santos Zelaya López aprobó un decreto propuesto por el gobernador Agustín Duarte, prohibiendo el desembarque de chinos en toda la Costa Atlántica.

Miembros de la colonia china y sus invitados posan frente al antiguo local del Club Chino en Bluefields, en 1930. (Foto cortesía de J. Fabio Lau Sandino)

Sin embargo, los chinos continuaron llegando, muchos de ellos clandestinamente mediante el soborno a los funcionarios. Se dedicaron principalmente a la agricultura, pesca y comercio al detal. A mediados de la década de 1920, se realizó un censo donde se daba a conocer que Bluefields tenía una población unos cuatro mil habitantes, de los cuales quinientos eran chinos puros.
Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las las tiendas y negocios del área central comercial de Bluefields estaba en manos de los chinos. Existe incluso la curiosa anecdota de Chow Wing Sing, quien acuñó su propia moneda. Para ese tiempo, la colonia china ya tenía su club social que contaba con un edificio muy presentable de dos pisos donde se realizaban sus actividades sociales y celebraciones como el 10 de octubre, Día de Nacional de la República de China.
Aquellos que desembarcaron por el Pacífico, la colonia china se encargaba de acomodarlos y financiarlos para que se dedicaran al negocio que más se adaptara a sus habilidades. Por lo general, optaban por el comercio minorista y el expendio de comida, negocios en los que tuvieron mucho éxito pues era gente que trabajaba incansablemente día y noche.
Una faceta interesante de este proceso migratorio fue la aparición de restaurantes chinos, que se convirtieron en una verdadera opción para el nicaragüense de clase media pudiera saborear las delicias de la comida oriental. Estos restaurantes ofrecían una amplia variedad de platillos, tanto de origen chino, como de la cocina internacional.
Como la gran mayoría de los inmigrantes chinos en Nicaragua llegaron sin mujeres, muchos se casaron o cohabitaron con ciudadanas locales con las cuales procrearon hijos. Eso explica la presencia hoy de varios apellidos chinos en todos los grupos étnicos de Nicaragua.
En los años 1856 y 1857 estalla la Guerra Nacional de Nicaragua, que al inicio tuvo matiz de una guerra civil involucrando a los legitimistas y democráticos, culminando en la toma del poder por el filibustero William Walker. La oportuna intervención de contingentes militares de las repúblicas centroamericanas acabaron expulsando a las tropas filibusteras.
Al concluir el conflicto, Nicaragua se hallaba gravemente debilitada económicamente, la ciudad de Granada había sido incendiada casi en su totalidad por Walker, y surgió una nueva rivalidad entre liberales y conservadores. Para colmo, surgió una epidemia de cólera que culminó diezmando aún más la población.
Durante el mandato del presidente Tomás Martínez Guerrero, se emitió un decreto en marzo de 1865 donde se ofrecía tierras de cultivo para inmigrantes extranjeros que quisieran dedicarse a la agricultura en Nicaragua. Esto posibilitó la entrada de algunos “operarios chinos” que fueron contratados para trabajar en las plantaciones de caña y algodón. Sin embargo, la cantidad fue mínima y no duraron mucho tiempo en las faenas de campo.
Los inmigrantes chinos que llegaron a ese país a fines del siglo XIX ya no entraron como “culíes” o trabajadores contratados, como ocurrió en otros países latinoamericanos unas décadas antes. Más bien, llegaron con recursos propios y se dedicaron a negocios menores, como serían tiendas, restaurantes y lavanderías.
Las medidas discriminatorias del Decreto de 1895 fueron complementadas con otras restricciones que se le fueron agregando, siendo la más reciente en mayo de 1930. Todas estas medidas discriminatorias contra los chinos fueron finalmente suprimidas con el Decreto No.138 del Congreso de la República en septiembre de 1944.
A partir de las dos últimas décadas del siglo XIX, ya se tienen registros fidedignos de los ciudadanos chinos radicados en Nicaragua, con detalles sobre tales personas y su ocupación. Ya entrado en el siglo XX, se tienen conocimientos de los primeros intentor de la colonia china por organizarse. En 1925, se creó una sociedad mutualista con el nombre de Unión Fraternal China. Esta sociedad funge como entidad encargada de atender a sus conciudadanos hasta 1942. La Asociación China de Nicaragua es fundada el 13 de junio de 1942 en Managua, constituyéndose en una entidad con personería jurídica y sin fines de lucro, debidamente aprobada por el Poder Ejecutivo de la nación centroamericana.
En otras ciudades nicaragüenses donde había presencia de ciudadanos de origen chino también se crearon asociaciones o clubes. Sobresale entre estas organizaciones el Club Chino de Bluefields, que fue fundado en 1920. Tales asociaciones tuvieron diversas suertes, desapareciendo algunas o sufriendo sus locales de las calamidades naturales que han azotado al país en el pasado.
Con la llegada del régimen revolucionario en 1979, muchas de estas asociaciones fueron disueltas o cerradas por los acontecimientos políticos de esa época. Los inmuebles de las mismas fueron confiscados o intervenidos, y en algunos casos, muchos de sus miembros tuvieron que abandonar el país.
El local donde funcionaba el Club Chino, adquirido en 1947, fue destruido por el terremoto de 1972. En 1975, la colonia china decidió adquirir un nuevo lote en la parte oriental de la ciudad capital. En 1978, se tiene programado el inicio de las contrucciones para el nuevo club; pero al año siguiente, con el triunfo de la Revolución Sandinista, se frustra el plan ya que el terreno fue ocupado por un grupo de precaristas.
Durante la Administración de Violeta Barrios de Chamorro, la colonia china gestiona la indemnización por el inmueble perdido; caso que se presenta en 1993. Posteriormente, la Administración de José Arnoldo Alemán Lacayo resuelve en 1998 hacer una permuta con un loto de dos manzanas ubicado en la Carretera a Masaya. Allí se construyó el actual Centro Chino Nicaragüense, donde se realizan actividades sociales, culturales y recreativas.
A pesar de varias décadas de presencia de inmigrantes chinos en Nicaragua, no hubo relaciones a nivel oficial entre los dos países sino hasta el 10 de junio de 1911, cuando llega al país Tam Pui Shum, embajador itinerante para Centroamérica y Panamá del movimiento republicano.
Las relaciones oficiales entre Nicaragua y la República de China se remotan a 1930, cuando llega a Managua el encargado de Negocios temporal de China, P. Chetchong Li, quien asumió al cargo de cónsul ante Nicaragua. Entre sus primeras funciones fue empadronar a la población china residente en ese país centroamericano, emitiendo certificados de registro numerados que sirvieron como documentos de identidad.
Con el terremoto de 1931, se suspendieron las actividades del Consulado de la República de China, siendo reanudadas al año siguiente con la llegada del vicecónsul, Y. T. Ling. El Consulado de la República de China fue elevado a nivel de Legación en 1955. Finalmente, la representación fue elevada a nivel de Embajada en 1967. El primer embajador chino acreditado en Nicaragua fue Tsechang K. Chang, quien presentó sus credenciales en 1962.

Inauguración del Parque Nicaragua en el poblado de Luchow, distrito de Taipei.


Las relaciones diplomáticas entre los dos países se mantuvieron durante la primera etapa tras el triunfo de la Revolución Sandinista. Sin embargo, Nicaragua optó por reconocer a la República Popular China el 7 de diciembre de 1985, y se rompieron las relaciones diplomáticas con la República de China. El 5 de noviembre de 1990, Nicaragua reestableció los lazos diplomáticos con la República de China, y rompió relaciones con China continental.
Con el reestablecimiento de los lazos diplomáticos, Lin Ki-tsen fue designado como embajador de la República de China. Dentro de esta nueva etapa de relaciones oficiales, ambos países han firmado una serie de acuerdos y convenios que activan muchos programas de cooperación bilateral. Dentro de este nuevo contexto diplomático, también emigran hacia Nicaragua muchos ciudadanos taiwaneses, que han realizado múltiples inversiones y han añadido una nueva faceta a la colonia china en ese país.
En 1906, Nicaragua inaugura un Consulado en la entonces colonia británica de Hong Kong. En 1932, el Consulado fue trasladado a territorio chino, nombrándose como cónsul a Max Katt Winkerl. Con el traslado del Gobierno Central a Taiwan en 1949, la Legación Nicaragüense fue trasladada a Taipei.
Según cifras de la Asociación Chino Nicaragüense, la comunidad china en Nicaragua está conformada por unas tres mil personas, los cuales contribuyen a la economía nacional en diferentes sectores productivos y de servicio, entre estos restaurante, tiendas de ropa, entre otros campos. Entre ellos, alrededor del diez por ciento son de origen taiwanés. El resto, en su mayoría, tienen ascedencia cantonesa. Si se cuentan a los nicaragüenses de ascendencia china, la cantidad podría fácilmente llegar a unas doce mil personas.
Las familias chinas que actualmente residen en Nicaragua se sienten muy orgullosas de cómo sus antepasados, con un gran sentido de disciplina y abnegación, fundaron y desarrollaron empresas dedicadas no sólo al comercio, sino que también a la industria, especialmente de dulces, ropa, jabón, así como actividades de transporte, restaurantes, bares, madera, etc., constituyendo en la actualidad un ejemplo de lo que se puede lograr, aún partiendo de cero.


ENTREVISTA

Con motivo de celebrarse el Centenario de la República de China este año, se hizo una entrevista al Embajador de la República de Nicaragua ante la República de China, S.E. William Tapia Alemán, sobre el pasado, el presente y el futuro de las relaciones bilaterales entre estas dos naciones amigas. A continuación, le presentamos un extracto de la entrevista.

Embajador Tapia, ¿Cómo puede describir las relaciones entre Nicaragua y la República de China?
Embajador Tapia Alemán:
Las relaciones entre Nicaragua y la República de China se remontan más allá de hace 75 años, desde que se encontraba en el continente chino, y sólo hubo una breve interrupción en 1985. En 1990 se reanudaron nuevamente las relaciones entre ambas naciones, y desde entonces siempre han sido excelentes.
La primera vez que vine a Taiwan fue en 1963, becado por el Gobierno de la República de China, cursé estudios en la Universidad Nacional de Taiwan; luego, partí en 1968, y regresé nuevamente a Taiwan en 1972, como encargado de negocios. Yo era el jefe de la misión e instalamos la primera oficina de la Embajada de Nicaragua en Taiwan; en 1975 regresé a mi país, y ahora recientemente en 2007, volví a Taiwan como embajador de mi país. He visto a Taiwan crecer, desarrollarse, así como cuando uno ve a una planta que nace, se desarrolla y llega hasta lo alto y sigue creciendo. Taiwan sigue creciendo. Cuando volví en 2007, quedé maravillado de ver cómo Taiwan en tan poco tiempo había logrado un progreso tan grande.
Nicaragua siempre ha mantenido buenas relaciones con Taiwan. Desde que el gobierno sandinista subió al poder las relaciones se han vuelto excelentes, han ido mejorando y ahora mantenemos relaciones diplomáticas, amistosas, comerciales y culturales, todas muy profundas, muy enraizadas.
En el campo diplomático tengo la suerte de ser muy apreciado por el Gobierno de la República de China y he podido de esta manera realizar un trabajo más eficiente, más productivo para mi país, y hemos logrado afianzar los vínculos que unen a nuestros dos países.
En el campo comercial, la relación no podría ser mejor. Con la firma del tratado de libre comercio en enero de 2008, las exportaciones de Nicaragua hacia Taiwan se dispararon y hemos llegado a tener un récord de exportaciones ese mismo año de 18 millones de dólares estadounidenses, aumentando en 2009 a pesar de la recesión económica, y en 2010 seguramente sobrepasaremos los 25 millones sólo de exportaciones de Nicaragua a Taiwan.
En cuanto a las relaciones culturales, todo va muy bien también. Muchos troupes de Taiwan han llegado a Nicaragua y se han presentado en varias ciudades; y de manera recíproca, la gente de Nicaragua también ha participado en muchos eventos culturales.
En relación a las misiones técnicas de la República de China en Nicaragua vale mencionar que Nicaragua es un país extremadamente rico en recursos naturales y agrícolas, y tenemos la suerte de contar con el excelente equipo de trabajo de la Misión Técnica de Taiwan, quizás la mejor entre todas las que tiene en el mundo. Recientemente, se reunieron en Nicaragua todos los jefes de las misiones técnicas de Taiwan en el mundo para estudiar y observar el milagro que ocurre en nuestro país, que ha tenido un altísimo porcentaje de rendimiento desde que se instaló a principios de los años setenta en Nicaragua.
Actualmente, también hay 140 estudiantes nicaraguenses becados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de China y TaiwanICDF (el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional), que cursan estudios a nivel universitario y de postgrado.


S.E. William Tapia Alemán, Embajador de la República de Nicaragua. (Cortesía de Hilmar J. Arévalo R.)



¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre ambas naciones?
Embajador Tapia Alemán:
Brillante, para hablar sinceramente, creo que la ayuda desinteresada que siempre nos ha prestado Taiwan, es algo que mi país agradece. Por mi parte, que vine a Taiwan siendo un muchacho de bajos recursos, becado por el Gobierno de la República de China, le debo mucho a Taiwan. Creo que hay que retribuir esa deuda, y hago lo que pueda para que aumenten más y más las relaciones, y se mantengan sólidas, y que no vaya a haber un tropiezo o un paso en falso. Mi meta es que se consoliden más y las mantengamos por siempre. La República de China se lo merece, es un pueblo trabajador, muy culto y educado, con gran carisma y calor humano.

¿Qué mensaje desea dirigirle a la República de China en su Centenario de fundación?
Embajador Tapia Alemán:
Le diría al Gobierno de la República de China y a toda su gente que los felicito por haber llegado a este gran acontecimiento que es la celebración de 100 años de fundación. Es como cuando un individuo celebra sus cien años de vida, que todavía está fuerte y pujante. La República de China con cien años de existencia, se ha mantenido vigorosamente, y sigue siempre más y más hacia arriba. Creo que gracias a sus administraciones anteriores, por ejemplo, la del Generalísimo Chiang Kai-shek y la de su hijo Chiang Ching-kuo —a quienes admiro muchísimo, y a éste último a quien tuve el honor de conocer personalmente— se sentaron las bases de lo que este país es hoy día, a través de la enseñanza, la disciplina, el respeto mutuo, y el amor hacia su terruño. Así como por la voluntad del pueblo de Taiwan, que es un pueblo que trabaja primero por su país; y luego, para su bienestar personal.
Finalmente, reitero mi mensaje de felicitación a la República de China y su pueblo en su cien aniversario de existencia, y que vengan otros cien y cien más.

Entrevista por Hilmar J. Arévalo R.



NOTA: Para confeccionar el presente escrito se ha tomado como referencia la obra Raíces y Huellas Chinas en Nicaragua, de J. Fabio Lau Sandino.

martes, 15 de marzo de 2011

México: desde los días del Galeón de Manila...


Entre los países latinoamericanos, México probablemente sea aquel que ha tenido relaciones por más tiempo con China. La primera documentación de un encuentro entre los dos países se remonta a 1565, cuando el Galéon San Pablo arriba a las costas de Acapulco, proveniente de Manila. A su mando estaba el fraile agustino español Andrés de Urdaneta, quien realizó la larga y peligrosa jornada con sólo una brújula y sus conocimientos sobre el viento y las mareas.


La "Nao de China" o "Galeón de Manila", según un grabado de la época, inició los contactos informales entre China y México.

Para llegar a Acapulco, la nave partió hacia el norte desde Cebú, girando posteriormente hacia el este con dirección al Nuevo Mundo. La gira resultó más larga de lo calculado y desafortunadamente, gran parte de la tripulación pereció antes de llegar a tierra firme, debido a que no llevaban suficiente suministros.
Este encuentro de culturas se produce con este primer “Galeón de Manila”, que llevaba consigo mercaderías de China. A partir de ese entonces, se inició una ruta marítima comercial que duró casi 300 años. La nueva ruta descubierta por Andrés de Urdaneta permitió a los Galeones de Manila navegar regularmente entre México y Filipinas. Estas rutas se mantuvieron en secreto para proteger a los barcos españoles de los piratas ingleses y holandeses.
El Galeón de Manila no era el nombre de ningún barco en específico, sino más bien la denominación genérica con el que se llamaba a las naves españolas que atravesaban el Pacífico desde Manila hasta Acapulco o viceversa. Urdaneta comprobó la existencia del Tornaviaje o ruta de regreso a México a través del Océano Pacífico, gracias a la corriente de Kuroshio, que comienza a tomar cuerpo en la costa oriental de Taiwan.
La navegación desde América a Filipinas, ya era conocido desde tiempos de los viajes de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Para alcanzar la corriente de Kuroshio, era menester para las naves que partían de Manila, navegar hacia el norte, con dirección a Taiwan.
El Galeón de Manila, ahora llamado por algunos autores como la “Nao de China” , transportaba a la Nueva España mercaderías suntuosas en aquel entonces, incluyendo especias exóticas tales como la pimienta, el clavo de olor y la canela; artículos de porcelana, marfil y laca; así como tafetanes, sedas, brocados, terciopelo y otros géneros de tela.
Estas mercaderías eran adquiridas en las islas del Sudeste Asiático y estaban principalmente destinadas a los mercados europeos. También sobresalían exquisitas piezas de artesanía china, biombos orientales, abanicos, espadas japonesas, alfombras persas, jarrones de la dinastía Ming y muchos productos más.
Los mercaderes de Asia Oriental, en su mayor parte chinos, generalmente realizaban sus operaciones comerciales con un estándar de plata, y los bienes eran comprados principalmente con la plata mexicana. De hecho, el peso mexicano de plata fue moneda de curso legal en China prácticamente hasta la Segunda Guerra Mundial. Especialmente la moneda de ocho reales fue tomada como medida de plata para las transacciones comerciales en China.
Estos galeones llegaban al Nuevo Mundo transportando mercaderías exóticas provenientes del Asia Oriental, y que indistintamente de su procedencia, eran denominados “productos chinos”.

Tarjeta postal mexicana moderna que muestra el traje de la "China Poblana.

Desde Acapulco, los cargamentos eran por tierra a Puebla, donde la influencia oriental es notoria en su artesanía y en sus tradiciones como la de la "China Poblana", al Ayuntamiento de México, y a través de México hasta el puerto de Veracruz, en el golfo de México, donde fueron reembarcados en la flota de Indias con destino a España o a los puertos del Atlántico.
En esa época, México era sede del Virreinato de Nueva España, extensión territorial donde se encontraba una de la más grandes fuentes de riqueza para la Corona Española, que la utilizaba para financiar sus gastos de Estado, costos de guerras o para acuñar moneda circulante. El virreinato también fue uno de los principales puntos de occidentalización en América.


Anverso y reverso de una moneda mexicana de 8 Reales con marcas metálicas en chino. La moneda acuñada en 1810, estuvo en circulación en China y los sellos estampados denotan los propietarios que tuvo la moneda en su larga trayectoria mercantil en el país.

Fue desde México donde partieron las expediciones para la conquista de Filipinas. Fernando de Magallanes llegó al archipiélago filipino en 1521 y tomó posesión jurídica bajo el trono español de las islas. En 1542, el virrey Antonio de Mendoza envía una expedición hacia las Indias Orientales en busca de nuevas rutas comerciales. La misma fue encabezada por Ruy López de Villalobos, quien partió del Puerto de Navidad al frente de cuatro carabelas.
En 1543, la flota llegó a la costa sur de la isla de Luzón, donde exploraron la costa e hicieron contacto con los indígenas del archipiélago. De allí partieron hacia el este hasta alcanzar la isla de Leyte, pasando a nombrar tales islas como las Filipinas en honor al rey Felipe II. Posteriormente, se creó la Capitanía General de las Filipinas, que constituyó administrativamente parte del Virreinato de Nueva España.
Los datos históricos de México registran que en el siglo XVI ya había barrios chinos en algunas ciudades. Médicos, sastres, tejedores, orfebres, herreros, carpinteros y comerciantes chinos se establecieron en ellos trabajando de generación en generación. En su memorial fechado el 22 de junio de 1635 y dirigido a Pedro Santillán, presidente del cabildo de la Ciudad de México, Fernando Souza se quejaba del creciente número de barberos chinos en la Ciudad de México que ocupaban los trabajos de los nativos y pedía que tomara medidas para reducir la cantidad de las barberías chinas a doce fuera del centro de la ciudad.
En el siglo XVII, un gran número de de colonos y esclavos chinos se vieron obligados a realizar faenas en las minas de Zacatecas. En 1646, se reportan también que había muchos chinos trabajando como esclavos en la mina de Francisco de Escobedo, en Tepic, al sudoeste del país.
Según el Registro Nacional de Extranjeros del Archivo General de la Nación, los chinos sumaban 214 en el periodo 1875-1899, y llegaron a alcanzar 3.442 en la década de 1900-1910. En realidad, era mucho mayor el número de los chinos que llegaron a México desde Estados Unidos, porque muchos de ellos entraron en México en forma irregular, sin registro migratorio.
La representación administrativa mexicana contrataba en Estados Unidos a obreros chinos para la construcción del ferrocarril. Entre los años 1876 y 1877, un grupo de trabajadores chinos contratados por comerciantes ingleses, llegaron a Ensenada provenientes de EE.UU., dedicándose a talar los árboles cuya madera servía de combustible a los trenes; construir caminos y trabajar en las minas. En 1884, llegaron los chinos a Guymas. Al año siguiente, llegó un grupo de chinos a Tampico, contratado por comerciantes estadounidenses de ese lugar. En 1889, se registran más de 30 migrantes asiáticos en Ensenada. En 1891, llegaron a México los primeros inmigrantes procedentes en directo de China.
China contaba con una población cercana a los 150 millones de personas en el siglo XVI, siendo probablemente ya la nación con mayor población en el mundo. En el otro lado del mundo, México estaba en plena época colonial, donde se la sangre hispana comenzaba a mezclarse con la indígena para producir el mestizaje que encontramos en el día de hoy. Durante más de dos siglos y medio, se mantuvo un puente marítimo, cultural y comercial entre las dos naciones. En ese período, China continuó esencialmente su aislamiento del mundo exterior para concentrarse en el control y consolidación de su propio imperio. Mientras tanto, México fue avanzando a sus primeros intentos independentistas
China era una potencia de primer orden en esos momentos, pero su aislamiento no permitió su comparación dentro del marco general de las potencias económicas del momento. Sin embargo, ningún estado europeo hubiera podido superar al Celeste Imperio en términos de productividad agrícola, capacidad industrial, complejidad comercial, sofisticación burocrática, logros culturales, trazado urbanístico o estándar de vida en el siglo XVI.
La navegación en esa época era una verdadera hazaña para quienes se aventuraban hacia los mares. Era necesario unos cuatro meses para viajar cruzando el Océano Pacífico entre Manila y Acapulco; y los galeones fueron el principal vínculo entre las Filipinas y el Virreinato de México, y desde allí, en forma indirecta, con España misma.

Grabado antiguo que muestra a mercaderes chinos en el puerto de Manila. Observe que el paisaje es imaginariamente "chino", ya que en esos entonces, todo lo que fuera de Asia era interpretado al estilo chino.


Muchos de los navegantes, que eran conocidos como “kastilas” o españoles en Filipinas, eran en realidad de origen mexicano. En muchos aspectos, la cultura hispana de Filipinas tiene nexos comunes con la cultura mexicana. Por ejemplo, la Virgen de Guadalupe, una importante advocación mariana de la religión católica con orígenes méxicano, también goza de gran devoción en Filipinas y es la Patrona de Cebú. La leyenda supone que una estampita de la Virgen de Guadalupe fue hallada por un campesino en el lugar donde se encuentra actualmente la Basílica en Cebú. Lo más probable es que fue traída desde México por algún miembro de la tripulación.
Después de la independencia de México en 1821, el comercio a través del Pacífico continúo, a excepción de algún que otro breve período de interrupción. Los Galeones de Manila navegaron por el Océano Pacífico durante casi tres siglos, proporcionando a España sus cargamentos de artículos de lujo, así como beneficios económicos e intercambio cultural.
En China, el período cubre las dos últimas dinastías, Ming (1368 - 1644) y Ching (Qing, 1644 - 1911). El antaño imperio comenzó a sentir el acoso de las potencias europeas, con una insaciable sed de conquista y expansión. La relativa tranquilidad y armonía que vivió el pueblo chino durante siglos se vio de repente rota por las agresoras invasiones de dichas potencias. Así, el Imperio Ching entra en un período de una gran crisis política, económica y social.
En 1897, Wu Tingfang, ministro plenipotenciario de la Dinastía Ching en Estados Unidos, y Matías Romero, ministro plenipotenciario mexicano acreditado en ese país entablaron negociaciones y redactaron conjuntamente, tras numerosas consultas y concesiones recíprocas, un proyecto del tratado. Al año siguiente, cuando ya se disponían a firmarlo, falleció Matías Romero. En verano de 1899, Manuel de Aspiroz, el nuevo ministro plenipotenciario de México en EE.UU. se reunió con Wu Tingfang, redactando conjuntamente el proyecto final del tratado.
Consecuentemente, las relaciones diplomáticas entre ambos países se formalizan el 14 de diciembre de 1899 mediante la suscripción del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre los Estados Unidos Mexicanos y el Imperio Chino, cuyo Artículo 11 establecía el derecho de cada país de nombrar un Agente Diplomático ante el gobierno del otro.
El Tratado fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de julio de 1900. Con fundamento en su artículo 10, este Tratado registraba una intención bilateral en el sentido de que "Habrá perpetua, firme y sincera amistad entre los Estados Unidos Mexicanos y el Imperio de China, así cómo de sus respectivos súbditos y ciudadanos”.
El establecimiento de las relaciones bilaterales constituyó un punto de viraje en la historia de las relaciones entre China y México en diversos terrenos. En primer lugar, aumentó la inmigración china en México. En 1904, los inmigrantes chinos sumaban 8.000 y en 1910, ascendían a más de 20.000. El establecimiento de las relaciones diplomáticas mejoró en cierto sentido las condiciones de vida de los obreros chinos e inmigrantes chinos en México, redundando en favor de su estatus legal.
A inicios del siglo XX, muchos trabajadores chinos quedaron sin empleo ya que se había completado la construcción del ferrocarril,. Además, debido a un decreto aprobado en Estados Unidos contra los emigrantes chinos, muchos paisanos llegaron al norte de México provenientes de San Francisco y otros lugares del vecino en el norte.
Los chinos se establecieron en Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León, Sinaloa y Tamaulipas. Inicialmente fueron empleados en la construcción de los ferrocarriles y carreteras. También trabajaban en el campo de cultivo y en las minas. Este grupo ético oriental contribuyó a la fundación y la prosperidad de ciudades fronterizas como Mexicali.
En Tamaulipas los chinos primero trabajaron en construcción del ferrocarril de Tampico a San Luis Potosí, luego en la explotación de petróleo. A partir de Tampico ampliaron su zona de influencia a la Huasteca veracruzana, donde fundaron una red de comercios alineada con la explotación de hidrocarburos en Tancoco y Cerro Azul, y el esparcimiento de los obreros petroleros.
Los primeros inmigrantes chinos en Chiapas llegaron 1890, procedentes de Panamá. Se dedicaron al comercio minorista. Posteriormente, algunos se mudaron a Tapachula, donde tambien establecieron prósperos negocios. En 1898, arriban unos mil trabajadores chinos a Oaxaca para trabajar en las del ferrocarril.
También se registran empresas por parte de inversionistas chinos. Por ejemplo, un grupo de comerciantes chinos residentes en San Francisco llegaron a Baja California en 1889, donde invirtieron US$328.000 en operaciones mineras. En Sonora, también se tiene documentación de inversiones en minas por un empresario de Shanghai.
Kang You-wei (1858~1927), uno de los promotores de la reforma en China, viajó a México en enero de 1906 para investigar las posibilidades de invertir en el país. Kang realizó una serie de viajes para reunirse con la diáspora china con el fin de promover una monarquía constitucional para China. En Torreón, fundó el Banco China-México, subsidiaria de la Corporación Comercial México-China. Esta empresa fue creada con fondos de la Paohuanghui (Baohuanghui, 保皇會) o Sociedad de Protección al Emperador. El banco se dedicaba a la compra y venta de bienes raíces, así como transferencia de fondos a Nueva York Y Hong Kong. También logró ganar la licitación para construir el tranvía de Torreón.
Irónicamente, Torreón también fue el sitio de la más violenta masacre contra los inmigrantes chinos en las Américas. En una tarde de 1911, 303 chinos fueron asesinados al inicio de la Revolución Mexicana.
El banco, junto con un club chino, así como varias tiendas y restaurantes, fueron objetos de saqueo por parte de las tropas de Francisco I. Madero. Las mismas entraron en la ciudad de Torreón el 15 de mayo de 1911, comandadas por su hermano, Emilio Madero.
Durante la época de la Revolución, la comunidad china fue tenazmente perseguida y se prohibió la inmigración china. En la década de 1920, los gobiernos de China y México revisaron el Tratado de 1899 y firmaron un acuerdo que serviría como modus vivendis. Según este acuerdo, el Tratado de 1899 continuaría vigente hasta que se elaborara una enmienda definitiva. La inmigración de trabajadores chinos a México estaría sujeta a las regulaciones que establecieran en común acuerdo ambos gobiernos. De hecho, el Gobierno mexicano prohibió la inmigración de trabajadores chinos en 1921.
Tras el triunfo de la revolución encabezada por el doctor Sun Yat-sen y la consiguiente proclamación de la República de China en 1912, la Legación Mexicana recibió instrucciones de continuar representando los intereses de México ante el nuevo Gobierno.
La prohibición contra los emigrantes chinos se calmó con la toma llegada al poder del presidente Lázaro Cárdenas, en 1936. Aumentó paulatinamente el número de los chinos en México, y en 1943, se estima que habían unos 12.500 chinos en esa nación norteamericana.
En 1943, los gobiernos de México y China acordaron elevar sus respectivas legaciones a nivel de embajada. El general Heliodoro Escalante presentó sus cartas credenciales al presidente Chiang Kai-shek en 1945, como primer embajador de México en China.
Durante la guerra civil entre nacionalistas y comunistas, el Gobierno Central dirigido por los nacionalistas fue derrotado en 1949 y su sede fue trasladada a Taiwan. En el territorio continental, el Partido Comunista proclama la creación de la República Popular China el 1º de octubre de ese año, designando como capital a Pekín.


Algunas vistas de la celebración del Bicentenario de México en la ciudad de Taipei, Taiwan. (Fotos cortesía de la Oficina de Enlace de México en Taiwan)

De 1949 a 1971, México mantuvo relaciones diplomáticas con la República de China, aunque hubo diplomática mexicana en el país durante ese período, siendo el Embajador de México en Japón concurrente ante la República de China.
Tras el ingreso de China continental en las Naciones Unidas y el subsecuente retiro de Taiwan en 1971, el presidente Luis Echeverría reconoce a la República Popular China como el único gobierno legítimo de China. Finalmente, México opta por romper las relaciones con Taiwan y reconocer diplomáticamente a China continental el 14 de febrero de 1972.
En julio de 1991, la Secretaría de Relaciones Exteriores, con fundamento en el artículo 28, fracción primera de la Ley Orgánica de la Administración Publica Federal, acordó la apertura en Taipei de una oficina de enlace consular, dependiente del Consulado General de México en Hong Kong, y que se denomina Oficina de Enlace de México en Taiwán, misma que opera como una entidad de tipo privada. Pero técnicamente hablando, es una ventanilla de enlace consular en Taipei, ante la ausencia de relaciones diplomáticas.
Durante casi un siglo, China vivió de continuos tumultos que causaron hambre, miseria, desesperación y represión en su pueblo. Tras la derrota de China en la guerra contra Gran Bretaña en 1840, China no disfrutó de mayor paz, ni interna ni externa. Se vió envuelta en guerra con casi todas las potencias occidentales, que en su ambición expansionista, intentaron una y otra vez conquistar el Celeste Imperio. Posteriormente, vino la cruenta guerra contra los japoneses y la Guerra Civil, que culmina en 1949 con la llegada de los comunistas al poder. Esta desesperante situación fue una de las causas principales de la actual diáspora china.



ENTREVISTA

En ocasión de celebrarse el Centenario de la República de China, el titular de la Oficina de Enlace de México en Taiwan, Martín Muñoz-Ledo Villegas, nos relata acerca del estado de las relaciones entre los países en la siguiente entrevista:

Sr. Martín Muñoz Ledo Villegas, titular de la Oficina de Enlace de México en Taiwan

Señor Titular, ¿cuáles son las funciones de la Oficina que preside?
Representante Muñoz-Ledo Villegas:
La Oficina de Enlace de México fue establecida en junio de 1991. La finalidad de su establecimiento fue atender cuestiones de tipo comercial, financiero y cultural. También atender asuntos relacionados con los servicios de tipo consular, tanto para la expedición de visas como la legalización de documentos a efectos de que puedan ser válidos en México.
Si bien es cierto que esta oficina es una que actúa con caracter privado, si es muy importante a fin de apoyar las actividades de tipo económico y financiero de México en Taiwan. Buscando sobre todo la atracción de inversiones de Taiwan a México, las cuales han sido muy prósperas.
La otra parte que nosotros consideramos fundamental es la actividad cultural. Consideramos que la actividad cultural es el eje de nuestro trabajo en Taiwan, en el sentido de que nosotros estamos buscando dar a conocer la imagen de México en sus diferentes aspectos, de tipo histórico, gastronómico, arquitectónico, etc., con el ánimo de que los taiwaneses conozcan más de México. También tiene como objetivo despertar un interés mayor de los taiwaneses para viajar como turistas de un lado; y también para que un mayor de número de empresarios taiwaneses, al conocer nuestra cultura, al conocer nuestra historia y al conocer nuestros gustos, tengan más interés en invertir o realizar más actividades comerciales con México.

¿Cuál ha sido el balance de la actividad económica entre los dos países en estos últimos años?
Representante Muñoz-Ledo Villegas:
Taiwan debe de estar muy contento. Porque la balanza es a favor de Taiwan, en el sentido de que la cantidad de bienes que se exportan de Taiwan a México es muy alta. Nosotros estamos exportando de México a Taiwan una cantidad mucho menor. Sin embargo, como socios comerciales, debo resaltar que Taiwan es el cuarto socio comercial de México en Asia-Pacífico. Solamente es superado por China, Japón y Corea del Sur; siguiendo luego Taiwan.
Eso significa para nosotros un acercamiento muy importante. Ahora, estamos interesados en buscar la exportación de productos cárnicos mexicanos a Taiwan. Estamos en proceso ante las autoridades sanitarias taiwanesas para conseguirla.
En lo que estamos muy satisfechos, aunque no en lo absoluto es en la cuestión de las inversiones. En este aspecto, el monto de las inversiones taiwanesas hacia México son considerables. Hay unas 200 empresas importantes trabajando allá. La otra parte fundamental es el turismo. El dato no es muy actual, pero en 2008, en términos globales, Taiwan fue la segunda región en Asia-Pacífico, después de India, que más turistas envió con destino a México. México ofrece una gran variedad de aspectos importantes para los taiwaneses, que sabemos que a ellos les gustan y pueden disfrutar.

¿Nos resume algo de las actividades culturales más recientes?
Representante Muñoz-Ledo Villegas:
Como comenté, las actividades culturales son un tema muy importante para nosotros. Han sido fascinantes. Por ejemplo, tan sólo el año pasado, realizamos 13 actividades culturales de diferentes tipos: fotografía, gastronomía, exhibición de pintura contemporánea, conciertos de música y otros. La idea es que la gente acá conozca más de México.
Una de las partes más importantes de esa difusión cultural es la creación de un boletín electrónico que estamos redactando en idiomas español y mandarín, y en donde hablamos de diferentes temas sobre cultura mexicana. Este boletín es publicado cada mes.
Si me permite también, en el área cultural estamos muy interesados en la cuestión académica. Queremos promover una participación más directa. Apoyamos mucho a que las universidades de Taiwan y de México se acerquen. Recientemente fue firmado acuerdo entre la Universidad Fujen y la Universidad Iberoamericana. La Universidad Tamkang también es muy activa, sobretodo su Departamento de Estudios Americanos.

¿Cuál es su mensaje en ocasión del Centenario de la República de China?
Representante Muñoz-Ledo Villegas:
Como Oficina de México establecida aquí en Taiwan, estamos muy contentos de tener contactos con todos los taiwaneses. Esperamos que todos disfruten de la fiesta, y sobretodo, les deseamos prosperidad, y que nuestros intercambios y cooperación sean cada vez mayores.

martes, 8 de marzo de 2011

A más de un siglo y medio de relaciones con Panamá


En su edición del 1º de abril de 1854, el Panama Herald anuncia la llegada en el día anterior del bergantín Sea Witch con 705 trabajadores chinos contratados para trabajar con la Compañía del Ferrocarril de Panamá. Estos pioneros chinos, llegaron contratados para trabajar en la construcción del ferrocarril, que posteriormente sería el primer ferrocarril transcontinental y transoceánico en el mundo.
Desde ese entonces, la inmigración china a ese país centroamericano ha ido aumentando gradualmente, hasta llegar a constituir un importante segmento de la sociedad panameña en la actualidad.
Poco tiempo después su llegada, la melancolía, lo difícil del clima, las enfermedades, el idioma y la alimentación; junto con la falta del suministro de opio que se les daba en pago, obligó a cientos de ellos a recurrir a la solución extrema para sus aparentemente insuperables problemas: el suicidio.

Una reunión de la Asociación de Jóvenes Chinos en la ciudad de Colón, en el año 1955.

Para los sobrevivientes, la situación en ese nuevo país de adopción no era nada fácil. Por su dedicación y persistente esfuerzo, los chinos lograron mejorar su situación económica, lo que motivó que se creara un movimiento discriminatorio; que llegó a formalizarse, el 5 de agosto de 1890, con el nombre de Sociedad Anti-China. En 1904, se promulgó en Panamá la Ley 6, que prohibía la inmigración de chinos, sirios, turcos y norteafricanos de origen turco.
Este resentimiento se convirtió en una persecusión formal contra los chinos durante el mandato de Arnulfo Arias Madrid, en cuya constitución promulgada en 1941 revocó la ciudadanía panameña a todos aquéllos de ascendencia china. Muchos chinos perdieron sus negocios y se vieron obligados a emigrar a otros países o retornar a China. Afortunadamente, Arias Madrid fue derrocado y su criticada constitución fue derogada en 1946.
Las relaciones oficiales entre los dos países se remontan a finales de la dinastía Ching (Qing), cuando Panamá establece relaciones diplomáticas con el Imperio Chino en 1909. A inicios del siglo XX, el Imperio Chino estableció un consulado general en Panamá para atender a los inmigrantes chinos en el istmo.
Tras la revolución de Hsinhai (Xinhai) en 1911, y la subsecuente fundación de la República de China, Panamá es uno de los primeros países del mundo en reconocer oficialmente a la nueva nación asiática. Ya en la era republicana, se fundó una legación diplomática en la Ciudad de Panamá, siendo elevada a nivel de Embajada en 1954. Por otro lado, el Gobierno de Panamá inauguró su Embajada en China en 1933. Panamá es el país que ha mantenido por mayor tiempo relaciones ininterrumpidas con la República de China.

El ministro de Relaciones Exteriores chino, Timothy C. T. Yang, se reúne con el vicepresidente y ministro de Relaciones Exteriores de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez; en el transcurso de la visita del primero en septiembre de 2010. Los dos cancilleres repasaron el estado de los acuerdos y compromisos derivados de la visita que realizó Varela Rodríguez a Taiwan meses antes.

Los años cuarenta y cincuenta del siglo XX fueron de gran inestabilidad en China, que vivió en medio de grandes conflictos y guerras. Las relaciones entre los dos países tuvieron poca relevancia en esa época.
Durante la década de 1960, Taiwan comenzaba su despegue económico y superaba definitivamente la crisis de una inminente invasión chino-comunista. En ese entonces, el Gobierno decide reforzar en forma pragmática sus relaciones con Panamá.
Chiang Kai-shek decide enviar como embajador a uno de sus más allegados colaboradores, el general Huang Jen-lin, uno de los asesores militares más cercano al entonces Presidente.
El embajador Huang arriba a Panamá en 1965 y permanece en el Istmo durante una década. Su gestión fue decisiva en el afianzamiento y posterior profundización de los lazos entre ambos países. Poco después, el Central Trust of China, la institución de fideicomiso del Estado, abre un centro de exhibiciones de mercaderías taiwanesas en la Zona Libre de Colón.
Huang también gestionó la llegada de la Misión Técnica Agrícola China, que inició formalmente sus operaciones en 1970 en Hato de Jesús, Montijo. Desde entonces, ha cumplido sus funciones en forma ininterrumpida hasta el día de hoy, contribuyendo al desarrollo de la tecnología agropecuaria en el país. Actualmente, es conocida como la Misión Técnica de Taiwan.

El Centro Cultural Chino Panameño, el ente más importante de difusión de la lengua y cultura chinas en el área de Centroamérica y el Caribe.

En 1980, se funda el Centro Cultural Chino Panameño, una asociación de carácter cívico cultural en la ciudad de Panamá. Dentro del mismo funciona el Instituto Sun Yat-sen, que imparte educación hasta el nivel secundario. Este es el centro más importante de difusión de la lengua y cultura chinas en el área de Centroamérica y el Caribe.

El Excelentísimo Sr. Ricardo Alberto Martinelli Berrocal, presidente de Panamá, posa junto con otras altas autoridades chinas y panameñas durante el Seminario sobre Comercio e Inversiones en Panamá que realizó en octubre de 2010 en Taipei, Taiwan.


Como parte del Centro Cultural Chino Panameño, se construyó el Parque de la Amistad Chino-Panameña como símbolo de la amistad entre los dos pueblos. Inaugurado en 1987, el mismo cuenta con una plazoleta al estilo chino con las estatuas de los doctores Manuel Amador Guerrero, gestor de la Independencia de Panamá; y Sun Yat-sen, fundador de la República de China.
No se sabe con exactitud el porcentaje real de panameños de ascendencia china. Un censo realizado en 1980, indica que 1.890 chinos provenientes de China Continental habían ingresado al país, así como 28 de Taiwan.
Los censos más recientes ya no catalogan al individuo por su origen étnico y es por eso que no se tienen datos de cuantos ciudadanos son de origen chino. Generalmente se estima que entre el 6 y 8 % de la población total de Panamá es de origen chino. Por otro lado, algunos autores consideran que los panameños con ascendencia china podría llegar al 35%, pero es probable que en realidad sea alrededor del 25%. Nos referimos a personas que no tienen rasgos orientales, pero tienen algún apellido chino en su ascendencia.
De la tradicional imagen del “chinito de la abarrotería”, la comunidad chino-taiwanesa en Panamá se ha integrado totalmente en la fibra humana de la nacionalidad panameña, llegando a sobresalir en toda la gama del ramo profesional y aportando sus indelebles contribuciones en la economía, costumbres, gastronomía y cultura del istmeño país.


ENTREVISTA











S. E. Mario Luis Cucalón D'Anello, embajador de la República de Panamá.


En ocasión de celebrarse el Centenario de la República de China, hemos entrevistado al Embajador de Panamá ante la República de China, S.E. Mario Luis Cucalón D'Anello, quien nos comenta acerca del estado actual de las relaciones diplomáticas entre los dos países.

Señor Embajador, ¿nos podría resumir un poco las relaciones entre la República de China y Panamá?
Embajador Cucalón D'Anello:
Las relaciones de Panamá con la República de China datan de la época de la última dinastía china. Precisamente cuando Panamá inició la construcción del ferrocarril, muchos ciudadanos chinos inmigraron a Panamá en búsqueda de nuevas oportunidades. Desde entonces, las relaciones entre las dos naciones se han mantenido estables.
Durante toda esta larga historia de relaciones diplomáticas entre las dos naciones, las mismas han sido muy cordiales. Panamá ha pasado tanto las buenas como las malas junto con China. Al producirse su declaración como República hace ya casi cien años, Panamá reconoció en ese momento al nuevo Gobierno. Al igual que en el año 1949, cuando Chiang Kai-shek se retira con sus allegados políticos y tropas a Taiwan, tras su derrota frente a la revolución comunista; Panamá siguió reconociendo a la República de China como un país respetuoso de la democracia.
Y hoy en día, sesenta y uno años después de la retirada a Taiwan, Panamá sigue reconociendo a la República de China como Gobierno legítimo de China, actualmente bajo el mando del Excelentísimo presidente Ma Ying-jeou.

¿Cómo describe el actual estado de las relaciones entre los dos países?
ECD:
Desde la toma de posesión del nuevo Gobierno dirigido por el Excelentísimo presidente Ricardo Martinelli Berrocal, las relaciones entre Panamá y la República de China (Taiwan) se han visto fortalecidas hoy día más que nunca en los últimos años. Prueba de ello han sido las reuniones que ha tenido el presidente Ma Ying-jeou directamente con el presidente Martinelli. El presidente Ma estuvo en la investidura del presidente Ricardo Martinelli el 1º de julio del año pasado.
Durante este año y medio de mandato del Gobierno del presidente Ricardo Martinelli, hemos tenido visitas de altos funcionarios del Gobierno de Panamá a Taiwan.

¿Cómo es la relación en los otros planos?
ECD:
En el plano económico, Panamá fue el primer país en firmar un tratado de libre comercio con la República de China (Taiwan), en 2003, hace ya siete años. Después de la firma de ese acuerdo de libre comercio, el intercambio comercial con Panamá se ha multiplicado por 32 veces, según las últimas cifras que he visto. Me refiero al crecimiento de las exportaciones de productos panameños a Taiwan.
El inversionista más grande en Panamá es el Grupo Evergreen, con su puerto de contenedores. El mismo tiene planificado ampliar el puerto para el próximo año, para que esté listo para acoger los barcos post-Panamax luego de la expansión del canal, que estará lista a finales del 2013.
Otro importante inversionista ha sido Mega Commercial Bank, que inauguró su sucursal en Panamá en estos últimos diez años y ha continuado su crecimiento en inversiones en el país. Panamá le sirve de plataforma para desarrollar sus actividades en toda Latinoamérica.
Hoy en día, también contamos con 115 estudiantes panameños becados por el Gobierno en Taiwan, estudiando carreras en diversas universidades en el norte, centro y sur de la isla.

¿Cuál es su mensaje para la República de China en su Centenario?
ECD:
Primero que todo, felicitar al Gobierno y al pueblo taiwanés por la llegada del Centenario de la creación de la República de China. Como país, Panamá tuvo la oportunidad hace siete años de celebrar nuestro Centenario como república, por lo que sabemos que constituye un gran orgullo y es un gran acontecimiento para los pueblos poder celebrar el ser un país independiente. Hoy en día, la República de China ha mostrado aquí en Taiwan lo que significa ser un país democrático, donde hay libertad y prosperidad. También demuestra que habrán muchas celebraciones de centenarios en el futuro, como país libre y democrático.