martes, 13 de septiembre de 2011

Orígenes del sistema republicano en China


Cuando los manchúes, una minoría étnica china emparentada con los nómadas jurchen, entraron en Pekín en 1644, surge por segunda vez en China la imposición de la voluntad de una etnia minoritaria sobre la mayoritaria etnia han. La primera mitad de los 268 años que duró la dinastía Ching (Qing, 1644 – 1911) fue una época de esplendor, gloria y grandeza, caracterizada por la conquista y consolidación de todos los confines del territorio chino.
Sin embargo, con el ascenso del emperador Chia Ching (Jiaqing, 1770 – 1820), comenzó el declive del imperio. China comenzó a ser amenazada con el opio introducido por los ingleses como forma malévola de compensar su balanza comercial con China. Por el opio importado desde India, los británicos exigían pago en plata, lo cual hizo decaer la economía, ya muy debilitada por corruptos funcionarios del reinado anterior, tales como Ho Shen (Heshen, 1746 – 1799).
A mediados del siglo XIX, China estuvo convulsionada por guerras externas, así como revueltas internas que debilitaron en forma definitiva el sistema imperial de la dinastía Ching. La Guerra del Opio (1839 – 1842) y la Guerra por el Incidente del Arrow (1857 – 1858), conocida también como la Segunda Guerra del Opio, causaron desastre, miseria y humillación para el pueblo chino. En el frente interno, rebeliones e intentos revolucionarios causaron serios golpes internos al régimen manchú.
La mayor de estas rebeliones fue la Revolución Taiping (1850 – 1864), que casi terminó derrocando a la dinastía, al ocupar más de 16 provincias y tomarse más de 600 ciudades en su casi indetenible avance. Posteriormente, le siguió la Rebelión Nien (1851 – 1868), que se extendió en más de ocho provincias. Otras revueltas más limitadas en extensión, pero de singular importancia fueron la Rebelión de los Musulmanes (1855 – 1873), en la provincia de Yunnan; la Rebelión Tungan (Dungan, 1862 – 1878), que se extendió por las provincias de Shenhsi (Shaanxi), Kansu (Gansu), Ninghsia (Ningxia) y Sinkiang (Xinjiang). Estos disturbios a gran escala desangraron el imperio manchú y la fortuna del régimen Ching llegó a su punto más bajo.
Durante la segunda mitad de la última dinastía en China, surgieron muchos movimientos para tratar de fortalecer el milenario y desgastado sistema monárquico imperante. Su gama va desde la Revolución Taiping, que promovía una reforma al estilo occidental y la adopción de una versión de cristianismo muy particular de los líderes del movimiento; a la violentamente xenofóbica Rebelión de los Bóxers (1899 – 1901), que combatió ferozmente todo indicio de cultura foránea. Ninguno de estos movimientos logró resolver los graves problemas que aquejaban a la última dinastía.
Mientras tanto, aumentaba el descontento del pueblo chino, cansado de más de dos siglos y medio de vivir bajo el yugo manchú. La vasta mayoría del campesinado chino carecía de tierra, que estaba en manos de los nobles manchúes y sus aliados de la etnia han. No existían muchos recursos económicos en la nación, a pesar que China es rica en recursos naturales.

La Emperatriz Viuda, Tzu Hsi. Su caprichosa, obstinada y terca postura causó el atraso de China frente al resto de las naciones del mundo.


Las inundaciones y sequías periódicas causaban grandes cantidades de muertes y daños materiales; situación que generalmente era agravada por los impuestos adicionales que el despótico sistema agregaba con el pretexto de acelerar la reconstrucción de las zonas damnificadas.
A finales del siglo XIX, frente a la insuperable crisis que vivía la Corte Manchú regentada por la Emperatriz Viuda, Tzu Hsi (Cixi, 1835 – 1908), que gobernaba entre telones; surgieron dos facciones que abogaban por aprender de Occidente para salvar el país. Una reformista, encabezada por Kang Yu-wei (Kang Youwei, 1858 – 1927); y otra revolucionaria, dirigida por el Dr. Sun Yat-sen.
Después de la derrota en la Primera Guerra Sino-Japonesa y la firma del ignominioso Tratado de Shimonoseki en 1895, Kang Yu-wei dirigió a cientos de estudiantes para protestar contra humillantes términos del tratado y exigir la reforma y modernización. En 1898, el emperador Kuang Hsu (Guangxu, 1875 – 1908) lanzó un programa de reforma que incluía la modernización del aparato burocrático del imperio, consolidando los servicios armados, promoviendo la autonomía local e inaugurando la Universidad de Pekín.
Esta campaña se conoce históricamente como la Reforma de los Cien Días. A pesar que trajo cambios radicales en el estancado imperio. Pero, los sectores conservadores de la Corte Ching temían perder el poder y convencieron a la emperatriz Tzu Hsi que el movimiento reformista era peligroso para la subsistencia del imperio. Consecuentemente, la Emperatriz Viuda puso fin a las reformas y ordenó el arresto y ejecución de los principales responsables. Kang tuvo que huir a Japón. El emperador Kuang Hsu fue desponjado del mando y mantenido en virtual arresto domiciliario.
El fracaso del Movimiento Reformista de 1898 condujo al hundimiento de la facción reformista, que pretendía prolongar el mandato de la dinastía Ching mediante ciertas reformas. A la vez, se incrementó rápidamente la fuerza y la influencia de la facción revolucionaria.
Liang Chi-chao (Liang Qichao, 1873 – 1929), uno de los involucrados en la reforma, también tuvo que huir al extranjero para librarse de la persecución. En 1899, Liang fundó en Canadá la Sociedad para Proteger el Emperador, que posteriormente se convirtiría en el Partido Constitucionalista, defendiendo una monarquía constitucional en China.

Dr. Sun Yat-sen, padre de la China moderna.



Inspirado por la necesidad de establecer un sistema democrático, dotado de una vitalidad económica que promueva el bienestar social, los derechos humanos y el respeto irrestricto a la Ley, Sun impulsó un movimiento revolucionario para derrocar al corrupto régimen manchú y establecer una nueva nación que pertenezca a todos los chinos.
En medio de la conyuntura histórica de la Primera Guerra Sino-Japonesa, Sun viajó en 1894 a Honolulu. Hawaii, donde instó a los chinos de ultramar residentes en el lugar a forma una organización revolucionaria para rescatar a la nación china. La organización fue denominada el Hsing Chung Hui o Sociedad para Revivir China, que constituye el origen del Kuomintang o Partido Nacionalista de China, fuente y fuerza de la modernización de China. Con una clara percepción y visión, Sun inspiró a los jóvenes de origen chino dentro y fuera del país, quienes se unieron espontáneamente al movimiento revolucionario.
El viaje de Sun a Hawaii fue motivado por la decepción que sintió en la Corte Manchú, que se obstinaba en mantener una rígida estructura que ya era obsoleta en el mundo moderno. Antes de partir, Sun envió un memorándum al primer ministro Li Hung-chang (Li Hongzhang, 1823 – 1901) acerca de la salvación nacional. El mismo fue totalmente ignorado por la Corte.
Al año siguiente, Sun retornó a China y dirigió el primer intento de levantamiento en Cantón, que fue fallido. Sun tuvo que huir y volver a Hawaii. Desde allí, volvería a insistir en sus esfuerzos revolucionarios. Un total de diez fallidos intentos de levantamiento se realizaron bajo la orientación de Sun, triunfando en el undécimo esfuerzo.
El Dr. Sun Yat-sen tuvo un total de 16 años en el exilio, viajando por muchos países para instigar la revolución china, ganar adeptos y recaudar fondos para la causa común. En 1896, Sun partió hacia Inglaterra, donde fue secuestrado y mantenido por dos semanas en la Legación Manchú en Londres. Gracias a la oportuna intervención del Dr. James Cantlie, su ex-profesor en la Escuela de Medicina de Hong Kong, Sun es liberado por sus captores.
Durante su estadía en Londres, Sun visitaba con frecuencia la Biblioteca del Museo Británico para estudiar política y sociología de los países occidentales. A través de su lectura, él se percató que sólo una revolución política no resolvería los problemas sociales de un país. Era necesario tener una ideología política, lo cual motivó a Sun a desarrollar un nuevo marco filosófico para la revolución china: los Tres Principios del Pueblo.
En 1905, Sun se reunió con Sung Chiao-jen (Song Jiaoren, 1882 –1913), en Japón y decidieron unir el Chung Hsing Hui con otros grupos revolucionarios chinos tales como la Sociedad de Restauración, para crear la Tung Meng Hui o Alianza Revolucionaria de China. La nueva organización revolucionaria planteaba un programa donde figuraban los postulados del “establecimiento de una república e igualdad de la propiedad de la tierra”. Esta plataforma política correspondía plenamente a las aspiraciones y las demandas de las amplias masas populares de todo el país.

Chiang Kai-shek (de pie, detrás del asiento) posa junto con el Dr. Sun Yat-sen en la Academia Militar de Whampoa.


Junto con el establecimiento de la Tung Meng Hui, Sun presentó oficialmente sus Tres Principios del Pueblo, que defienden los ideales de Nacionalismo, Democracia y Bienestar del Pueblo. Los mismos constituyeron los cimientos para la formación de una nueva China.
El último de los fallidos alzamientos revolucionarios fue el Levantamiento de Huanghuakang (Huanghuagang), ocurrido el 27 de abril de 1911, cerca de Cantón, en la sureña provincia de Kuangtung (Guangdong), en China continental. Se le conoce como el Levantamiento del Cantón del 3.29, refiriéndose a la fecha, que corresponde al 29 de marzo del calendario lunar chino.
El incidente se inició cerca del despacho del Gobernador de Kwangtung y Kwanghsi, Chang Min-chi (Zhang Minqi, 1875-1945), a quien los revolucionarios esperaban capturar. Sin embargo, Chang trepó una pared trasera y escapó. Pronto, los revolucionarios se vieron en una situación desventajosa ante un contingente militar imperial númericamente superior. Los alzados combatieron deseperadamente el Ejército Ching en las calles de Cantón.
Después del desastroso fracaso, miembros del Tung Meng Hui recogieron 72 cadáveres de los mártires y los enterraron en Huanghuakang, donde se construyó el Monumento a los 72 Mártires de Huanghuakang. En la República de China, el 29 de marzo ha sido declarado Día de la Juventud, en memoria de esos valientes jóvenes que no dudaron en ofrendar sus vidas por una patria mejor. En realidad, el número de mártires en esta gesta fue elevado a 86 en 1932, pero la gente sigue denominando al conjunto de jóvenes que se sacrificaron como los “72 Mártires de Huanghuakang”.

Primer calendario emitido en la República de China, honrando el nombramiento del Dr. Sun Yat-sen como Presidente Provisional de la República.


Los esfuerzos revolucionarios inspirados por el Dr. Sun Yat-sen culminaron con el levantamiento del 10 de octubre de 1911 en Wuchang, provincia de Hupei (Hubei). Esta gesta es conocida como la Revolución Hsinhai (Xinhai), por el nombre del año 1911, según el ciclo sexagesimal del calendario agrícola chino tradicional. La fecha se conmemora actualmente como Día Nacional del Doble Diez.
Este evento, que también se denomina como el Levantamiento de Wuchang, denota el comienzo de la Revolución, desencadenando una oleada de adhesiones y de actos de rebeldía masivos contra la corte Ching en Pekín. Pronto, guarniciones del Ejército Imperial se unieron a los alzados, vaticinando la caída final del imperio.
La Revolución Hsinhai derrocó la dinastía Ching, a la vez que puso fin a más de cuatro mil años de monarquía. A diferencia de la tradición histórica de reemplazar una vieja dinastía con una nueva, la Revolución Hsinhai destronó totalmente el sistema monárquico y lo reemplazó con el establecimiento de una república.
Si bien existieron varios intentos de establecer repúblicas en Asia, incluyendo la República de Lanfang, fundada en 1777 en parte de la actual Indonesia; la República de Formosa en 1895; y la Primera República Filipina en 1899; tales esfuerzos fueron parciales, con poco apoyo popular y de efímera duración. En consecuencia, la República de China, establecida el 1º de enero de 1912, constituye la primera república en Asia, dentro del contexto real del término político.

Texto de la abdicación de Aisin Gioro Puyi, último emperador de China.

Pero, el sistema monárquico de gobierno en China no culminó sino hasta que Aisin Gioro Puyi (1906 – 1967), el último emperador de los Ching, abdicó el 12 de febrero de 1912. De esta manera, se cerró formalmente el capítulo histórico de la dinastía Ching.
En sus primeros años, la democracia en la República de China no era completa, ya que al carecer de una experiencia previa en este campo, el incipiente gobierno provisional adoptó un modelo de república presidencial, simulando el sistema política estadounidense.
Como en todas las naciones sin un fuerte delineamiento nacional, la ausencia de una Constitución autóctona y adaptada a las realidades propias del país propició un estado de incertidumbre administrativa. Sin embargo, las ideas democráticas ya se habían diseminado por toda China.
Cuando se produjo el Levantamiento de Wuchang, Sun se encontraba cerca de Denver, Estados Unidos, en una gira para recaudar fondos. Al tener conocimiento de los acontecimientos, Sun volvió a China, dirigiéndose a Nanking, donde fue designado presidente provisional de la próxima a fundarse República de China el 29 de diciembre de ese año.
El Dr. Sun Yat-sen asume a la Presidencia Temporal el 1º de enero de 1912, proclamándose oficialmente al mismo tiempo la República de China. A mediados de febrero, Sun reununcia al cargo, confiando el mismo a Yuan Shih-kai (Yuan Shikai, 1859 – 1916), quien fue miembro de la Corte manchú y controlaba el ejército en el norte de China.

La Avenida Nanking, en Shanghai, adornada con banderas republicanas para celebrar el triunfo del Levantamiento de Wuchang.


Sin embargo, Yuan traicionaría muy pronto la Revolución China, primero disolviendo el Parlamento el 4 de noviembre de 1913; y posteriormente, para desmayo de todos los chinos, se proclama emperador el 13 de diciembre de 1915. Después de tantos esfuerzos y sacrificios, Yuan reestableció la monarquía, denominando irónicamente su zona de influencia como el Imperio Chino.
Indignado, el pueblo chino mostró una fuerte oposición en las provincias, que no aceptaron la restauración de un régimen monárquico. Tras la rebelión sucesiva de muchas de ellas y la amenaza de que las demás se declarasen también independientes del gobierno imperial, Yuan se vio obligado a abandonar el trono el 22 de marzo de 1916. Pocos meses después moriría de una complicación renal, dejando el país en ruinas.
Su corto reinado causó que la unidad del país se perdiera, surgiendo fuertes caudillos militares, denominados “señores de la guerra”, que se repartieron en el poder en las distintas regiones de China. Sin embargo, al gozar de amplio apoyo popular, el sistema republicano no podía ser derrocado por las simples pretensiones monárquicas de un fanático de la obsoleta realeza manchú.

Yuan Shih-kai se autoproclama como "Emperador de China", traicionando la causa revolucionaria y ganándose el repudio general del pueblo. Su "reinado" duró unos meses, convirtiéndose en una tragicomedia de la historia moderna del país.


El Tung Meng Hui y varios otros partidos políticos menores se fusionaron en agosto de 1912 en Pekín para formar el Partido Nacionalista. En julio de 1914, el partido fue reorganizado como Partido Revolucionario Chino, y finalmente en 1919, adoptó su actual nombre, el Kuomintang.
En 1913, Sun Yat-sen partió hacia Japón, desilusionado por la traición de Yuan. En 1917, Sun volvió a China, estableciéndose en Cantón, donde fue nombrado presidente de un autoproclamado Gobierno Nacional. Allí, fundó la Academia Militar de Whampoa en 1924, nombrando a Chiang Kai-shek (1887 – 1975) como su primer comandante.
Con los egresados de esta academia, se organizó el Ejército Revolucionario Nacional, que inició la Expedición al Norte en 1926 para combatir a los Señores de la Guerra y lograr la reunificación nacional.

El Dr. Sun Yat-sen en la ceremonia de inauguración de la Academia Militar de Whampoa.


Tras un corto período de tranquilidad y prosperidad siguiendo a la reunificación nacional y el traslado de la capital nacional a Nanking, siguiendo los delineamientos doctrinarios del Dr. Sun Yat-sen, quien había fallecido el 12 de marzo de 1925, antes de ver realizado su ideal de una China unida y fuerte, China se vió muy pronto envuelta en otra serie de incidentes que causarían gran intranquilidad y zozobra general.
Nubarrones de incertidumbre y desasosiego se asomaban en el horizonte. Primero, la rebelión de los comunistas, y después la invasión japonesa, que causó una guerra de resistencia de ocho años de duración. Al término de la Segunda Guerra Sino-Japonesa, volvió a recrudecer la rebelión de los comunistas.
En medio de la intensa efervescencia política que vivía el país, la República de China logró promulgar su Constitución Nacional en 1947, iniciando el mandato constitucional en todo el país.
Tras la Guerra Civil en China, el Gobierno Central trasladó su sede a Taiwan; dejando el territorio continental en manos de los comunistas. En Taiwan, la República de China ha dado un ejemplo de uno de los espectaculares modelos de desarrollo político, económico y social en el mundo. Hoy, la República de China cumple su centenario con una clara visión de mayor auge y prosperidad, con el fin de encaminarse a un futuro más brillante y prometedor para su pueblo. A la vez, lucha junto con todos los países democráticos del mundo con el fin de crear conjuntamente una nueva era de paz, desarrollo y progreso para toda la humanidad.

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