domingo, 25 de septiembre de 2011

República Dominicana: de los “chinos de Bonao” a la cooperación bilateral


En la República Dominicana, hay un dicho: "Eso lo saben hasta los chinos de Bonao", que se usa para referirse a algún hecho que es conocido por todos pero que alguien se empecina en ocultarlo.
Los orígenes de esa interesante frase, según explican los sabidos en la materia, se encuentra en una famosa esquina de la ciudad de Bonao, donde se encontraba el Restaurante Sang Lee Lung, donde dice la tradición, hasta Trujillo llegó a pararse, para paladear los sabrosos chicharrones de pollos.
A dicho restaurante, en una de cuyas paredes estaban colgados los retratos de los dos generalísimos de esa época, Chiang Kai-shek y Rafael Leónidas Trujillo Molina, llegaban altos funcionarios durante la época de Trujillo en sus giras desde Santo Domingo hasta la segunda ciudad de importancia, Santiago de los Caballeros. Situado estratégicamente, el sitio era lugar preferido para descansar un rato de la larga travesía y comer algo. En consecuencia, los dueños se enteraban de muchas primicias que los funcionarios comentaban mientras estaban en el restaurante.
Para evitarse problemas en esos días de incertidumbre, los chinos del local mantenían un firme sigilo acerca de lo escuchado. Por esa razón, cada vez que le preguntaban algo, ellos respondían que no sabían nada. En realidad, lo sabían todo. Por otro lado, el dicho muestra el grado de afinidad que existe entre la presencia china y la identidad dominicana.
La inmigración china a República Dominicana se engloba en un vasto movimiento migratorio, determinado por condiciones económicas de extrema miseria y un alto conflicto ideológico y político en su país de origen.
Se conoce que una particularidad de estos primeros inmigrantes chinos en la República Dominicana es que llegaban solos. Muchos, mandarían a traer a la esposa, hijos y otros familiares años después cuando mejoraba su condición económica. Otros, optaban por casarse con dominicanas. Generalmente se dedicaban al negocio de lavanderías y restaurantes.
Su presencia en el isleño país data de más de un siglo y medio. Ya en la Guerra de Restauración en 1864, se habla de la participación de un famoso personaje conocido como “Pancho el chino”, cuyo nombre real se desconoce.
A mediados del siglo XIX, Gregorio Riva, que tanto aportó al desarrollo del Cibao, mandó a traer una colonia de chinos desde Cuba para que se dedicasen a la fabricación de ladrillos y cal. Al mismo tiempo formó con ellos una cuadrilla que se dedicó a la construcción de depósitos y almacenes en Samaná, Yuna y Moca.
En 1870, se terminó de construir el Cementerio de Moca, donde participó un cuadrilla de trabajadores chinos. Uno de ellos se casó con una ciudadana de la localidad y formó familia. De esta unión proceden Mercedes y Antera Mota, educadoras dominicanas, nacidas en San Francisco de Macorís, pero residentes en Puerto Plata.

Simposio académico sobre la República Dominicana realizado en una universidad local de Taipei, Taiwan.

En su autobiografía, Mercedes Mota escribe lo siguiente acerca de su padre: "De país lejano era mi padre. Y nada sé que pueda arrojar luz sobre mi ancestro paterno a no ser los datos administrados por la boca de mis progenitores. Hijo de gente que ejercía la profesión de comercio en una importante ciudad marítima, víctima de rapto por un buque pirata en ocasión de estar bañándose en el mar, vinieron a parar en tierna edad a playas americanas".
Otros miembros del grupo de chinos originalmente traido a la República Dominicana por Gregorio Riva, se radicaron en la provincia Duarte, y hoy sus descendientes se encuentran entre familias con los apellidos Añil, Sanz, Victorio, Antonio, Amparo, Gómez y otros.
Si bien los dominicanos reconocían sus dotes laboriosas y honestas, muchos también criticaban su poca participación social. Al respecto, un autor dominicano describe al chino como persona que “no asiste a los teatros, ni a las galleras, ni a las iglesias, parques, conciertos, bailes, hipódromos, juegos de pelota, reuniones políticas, conferencias, entierros ni procesiones; no celebra matrimonios ni bautizos y todo aquello que expansiona el espíritu para ellos es letra muerta”.
La mentalidad de la época para el problema inmigratorio se trasluce en una carta que el trinitario José María Serra escribiera al Arzobispo Fernando Arturo de Meriño desde Mayagüez en 1884, decía: "Estoy de acuerdo con lo de la emigración y en cuanto a chinos no deben jamás introducirlos en el país: son gente inapetecible y dan mal resultado en donde quieran que se introducen".
Por consiguiente, a inicios del siglo XX, surge cierto pesimismo y desdén por la migración asiática, sobre todo porque para el dominicano era muy difícil asimilar las pautas culturales de reserva, austeridad, discreción y trabajo perseverante.
Hasta los primeros años del siglo XX, los censos de la época registraban sólo unas docenas de personas de origen chino radicadas en diversas localidades de la República Dominicana.
A partir de 1920, empieza a crecer el flujo migratorio y aparecen múltiples documentos de la Secretaría de Agricultura e Inmigración donde se registran solicitudes de ingreso al país por parte de la comunidad china de Kingston, Jamaica. Antes de eso, en Puerto Plata se instalaron varios chinos procedentes de Nueva York en 1918; y según el censo de 1919, en la zona urbana de la capital habían instalados unos 64 chinos.
Para 1920, las estadísticas arrojaron las cifras de 255 chinos repartidos en todo el país. Según la encuesta todos los censados eran varones. En marzo de 1929, el Listín Diario sacó una nota favorable hacia la migración china. Alberto Bordas, corresponsal en La Romana, dijo: "Aunque no muy numerosa, es regular la colonia china de ese país en La Romana; la mayoría se dedica al negocio de las pulperías, fondas restaurantes y lavanderías; el negocio de siempre (son) personas que saben distinguirse por la honradez en sus procedimientos comerciales, a la vez que tratan de favorecer a los pequeños comerciantes dominicanos".
Durante el Mandato de Rafael Leónidas Trujillo Molina (de 1930 a 1961), la política oficial fue alentar y estimular la migración china. En los treinta años del régimen trujillista la migración china aumentó considerablemente, tomó una fisonomía diferente y se integró a la sociedad dominicana dando un gran aporte.
Con la firma del Tratado de Amistad y Comercio entre la República de China y la República Dominicana en 1931, se acordó modificar la Ley de Migración de 1912, que contenía requisitos exigentes que debían llenar los ciudadanos chinos para ingresar al país.

El embajador Isaac M. Tsai y miembros de la comunidad taiwanesa posan frente al monumento en la entrada del Barrio Chino de Santo Domingo. (Foto cortesía de Julia Ou)

Las relaciones formales entre la República Dominicana y la República de China datan de 1940, cuando se firmó un Tratado de Buena Voluntad entre los dos países. En 1943, el Ministro Consejero de la República de China en Cuba fue designado como Ministro Consejero ante la República Dominicana, presentando formalmente sus cartas credenciales al Gobierno Dominicano. Un par de años después, en 1945, se inauguró una filial del Kuomintang o Partido Nacionalista de China en Santo Domingo.
El fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría se traducen en un afianzamiento de los vínculos entre los dos países. Durante el Mandato del presidente Trujillo Molina, se solidificaron las relaciones entre las dos naciones dado al común ideario anti-comunista que profesaban los dos Gobiernos.
Durante la Administración del presidente Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, se iniciaron los proyectos de cooperación técnica entre los dos países, destacándose particularmente aquéllos en el área agropecuaria.
En épocas más recientes, los dos países se han suscrito una serie de acuerdos bilaterales, donde destacan los siguientes: el Convenio Especial de Cultura (1975); Convenio de Colaboración en Agricultura y Tecnología (1963); Convenio de Intercambio Deportivo (2005); Convenio de Colaboración Tecnológica y para Proyectos de Desarrollo para generar Electricidad a partir de hidroeléctricas (1982); Tratado de Repatriación (1990); Convenio de Asistencia Tecnológica para la Pequeña y Mediana Empresa (1998); y Convenio de Intercambio de Medios de Comunicación (1998).
Cierto escritor dominicano manifestó en cierta ocasión que “los dominicanos no seriamos lo que somos sin los chinos, porque en este país se come arroz y plátano casi tres veces por día, representan el alma nacional”. Justifica su entredicho señalando que de China llegaron a la República Dominicana el mango, la caña de azúcar, el arroz, la naranja, el plátano, el limón, el jengibre, el pepino, la soya y el anís.
Si un dominicano llega a las 10 de la noche sin haber probado arroz y/o plátano, sentirá y dirá que no ha comido, aunque se haya hartado hasta la saciedad con abundante comida. Así, este autor dominicano concluye diciendo que “algo de chino llevamos por dentro, y eso lo saben hasta los chinos de Bonao. Así somos, somos así…”

ENTREVISTA

S.E. Víctor Manuel Sánchez Peña, ex-Embajador de la República Dominicana ante la República de China (Taiwan). Actual Embajador de la República de China ante El Salvador.


En ocasión de celebrarse el Centenario de la República de China, entrevistamos al embajador de la República Dominicana ante la República de China, S.E. Víctor Manuel Sánchez Peña, quien pronto sería nombrado a su nuevo destino como Embajador de su país ante El Salvador, nos comentó sobre sus experiencias en Taiwan.

Sr. Embajador, ¿podría comentarnos un poco acerca de las relaciones entre la República Dominicana y la República de China?

Emb. Sánchez Peña:
Bueno, las relaciones entre los dos países, están al máximo. Gozan de una seguridad que tiene el Gobierno de la República Dominicana con la República de China. Yo creo que siempre han sido buenas, pero en los últimos años, el embajador Issac M. Tsai ha hecho un gran trabajo en Santo Domingo en cuanto a las relaciones entre los dos países; y nosotros aquí en Taiwan, hemos tratado de que las relaciones se mantengan cada día lo más alto posible.

El embajador Tsai ha incrementado las posibilidades de cooperación entre los dos países. En mi último viaje, tuve un par de reuniones con él, e inclusive nos reunimos con el Ministro de la Presidencia, para tratar algunos tipos de cooperación que se están dando en el área de la capacitación y el entrenamiento de la parte laboral. El año que viene, el Gobierno va a continuar ejecutando los diferentes proyectos de cooperación, porque ha habido un gran monto en cooperación, donación y préstamos para la República Dominicana. Eso nos favorece muchísimo. Yo quiero manifestarle por este medio que las relaciones entre los países se consolidan más cada día.

Aparte de lo mencionado, ¿se vislumbra algún otro proyecto de gran envergadura entre los dos países?

Emb. Sánchez Peña:
Hay varios proyectos, pero el proyecto más importante para el presidente Leonel Fernández es el Proyecto del Parque Cibernético. El Gobierno en Taiwan está apoyando significativamente este proyecto. Hay otros proyectos que el Señor Presidente tiene en carpeta y la Embajada de la República de China también tiene otros proyectos en carpeta. Creo que eso consolida mucho las buenas relaciones, porque nosotros hemos mantenido las relaciones con Taiwan por más de sesenta años y cada día, son más fuertes. El presidente Leonel Fernández ha dicho en varias ocasiones que quiere convertir a la República Dominicana en el Taiwan del Caribe.

Hemos aprendido de este país muchas cosas, en los asuntos culturales, laborales, solidarios y otros. Entonces, el deseo de toda la gente que viene aquí es volver a Taiwan. Y esperan que se refuercen los lazos de los países que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwan.

Usted ha sido designado Embajador ante la República de China en dos ocasiones y lleva más de diez años en el cargo, ¿nos puede contar algo de su experiencia y vivencia en Taiwan?

Emb. Sánchez Peña:
Cuando vine por primera vez a Taiwan, que fue en 1992, vine como legislador, invitado por el Gobierno. Luego, volví para realizar un curso sobre reforma agraria, en Taoyuan. Quedé como cuando tú ves una muchacha y te enamoras de ella, así quedé yo de Taiwan. Por eso, el presidente Férnandez, antes de ganar la Presidencia me dijo en la ciudad de Nueva York: “Si ganamos las elecciones, Usted es él que va como Embajador para Taiwan”. Y así fue, tan pronto ganó las elecciones, el Presidente me designó como Embajador acá.

Luego, el Presidente volvió a ser candidato en 2004, y me designó de nuevo como su Embajador, hasta la fecha. Es decir, en estos dos períodos de gobierno del presidente Fernández, y en el primero, ya llevó en total diez años y tres meses como Embajador aquí.

Para mí, ha sido una gran experiencia. Creo que el Presidente siente que yo he hecho un buen trabajo, porque faltándole un año y pico para terminar su Mandato, me designa como Embajador en El Salvador. Pero, puedo decirle que la experiencia que he tenido aquí ha sido de mucho aprendizaje, en todos los campos.

Al celebrarse el Centenario de la República de China, ¿tiene algún mensaje en esta ocasión?

Emb. Sánchez Peña:
Quiero felicitar al Gobierno de la República de China y al pueblo de Taiwan por llegar a estos cien años. Deseo que siga adelante, porque este pueblo es valiente y laborioso. Espero que el Gobierno continúe trabajando como hasta ahora lo ha hecho, y que la oposición juegue su papel. La oposición juega un papel, decirle al Gobierno cuando una cosa no es correcta. Entonces, el Gobierno puede rectificar esa cosa. Por eso, es bueno que los países tengan partidos políticos fuertes; porque donde haya partidos políticos fuertes, la democracia funciona siempre bien, como sería el caso de Taiwan.


martes, 13 de septiembre de 2011

Orígenes del sistema republicano en China


Cuando los manchúes, una minoría étnica china emparentada con los nómadas jurchen, entraron en Pekín en 1644, surge por segunda vez en China la imposición de la voluntad de una etnia minoritaria sobre la mayoritaria etnia han. La primera mitad de los 268 años que duró la dinastía Ching (Qing, 1644 – 1911) fue una época de esplendor, gloria y grandeza, caracterizada por la conquista y consolidación de todos los confines del territorio chino.
Sin embargo, con el ascenso del emperador Chia Ching (Jiaqing, 1770 – 1820), comenzó el declive del imperio. China comenzó a ser amenazada con el opio introducido por los ingleses como forma malévola de compensar su balanza comercial con China. Por el opio importado desde India, los británicos exigían pago en plata, lo cual hizo decaer la economía, ya muy debilitada por corruptos funcionarios del reinado anterior, tales como Ho Shen (Heshen, 1746 – 1799).
A mediados del siglo XIX, China estuvo convulsionada por guerras externas, así como revueltas internas que debilitaron en forma definitiva el sistema imperial de la dinastía Ching. La Guerra del Opio (1839 – 1842) y la Guerra por el Incidente del Arrow (1857 – 1858), conocida también como la Segunda Guerra del Opio, causaron desastre, miseria y humillación para el pueblo chino. En el frente interno, rebeliones e intentos revolucionarios causaron serios golpes internos al régimen manchú.
La mayor de estas rebeliones fue la Revolución Taiping (1850 – 1864), que casi terminó derrocando a la dinastía, al ocupar más de 16 provincias y tomarse más de 600 ciudades en su casi indetenible avance. Posteriormente, le siguió la Rebelión Nien (1851 – 1868), que se extendió en más de ocho provincias. Otras revueltas más limitadas en extensión, pero de singular importancia fueron la Rebelión de los Musulmanes (1855 – 1873), en la provincia de Yunnan; la Rebelión Tungan (Dungan, 1862 – 1878), que se extendió por las provincias de Shenhsi (Shaanxi), Kansu (Gansu), Ninghsia (Ningxia) y Sinkiang (Xinjiang). Estos disturbios a gran escala desangraron el imperio manchú y la fortuna del régimen Ching llegó a su punto más bajo.
Durante la segunda mitad de la última dinastía en China, surgieron muchos movimientos para tratar de fortalecer el milenario y desgastado sistema monárquico imperante. Su gama va desde la Revolución Taiping, que promovía una reforma al estilo occidental y la adopción de una versión de cristianismo muy particular de los líderes del movimiento; a la violentamente xenofóbica Rebelión de los Bóxers (1899 – 1901), que combatió ferozmente todo indicio de cultura foránea. Ninguno de estos movimientos logró resolver los graves problemas que aquejaban a la última dinastía.
Mientras tanto, aumentaba el descontento del pueblo chino, cansado de más de dos siglos y medio de vivir bajo el yugo manchú. La vasta mayoría del campesinado chino carecía de tierra, que estaba en manos de los nobles manchúes y sus aliados de la etnia han. No existían muchos recursos económicos en la nación, a pesar que China es rica en recursos naturales.

La Emperatriz Viuda, Tzu Hsi. Su caprichosa, obstinada y terca postura causó el atraso de China frente al resto de las naciones del mundo.


Las inundaciones y sequías periódicas causaban grandes cantidades de muertes y daños materiales; situación que generalmente era agravada por los impuestos adicionales que el despótico sistema agregaba con el pretexto de acelerar la reconstrucción de las zonas damnificadas.
A finales del siglo XIX, frente a la insuperable crisis que vivía la Corte Manchú regentada por la Emperatriz Viuda, Tzu Hsi (Cixi, 1835 – 1908), que gobernaba entre telones; surgieron dos facciones que abogaban por aprender de Occidente para salvar el país. Una reformista, encabezada por Kang Yu-wei (Kang Youwei, 1858 – 1927); y otra revolucionaria, dirigida por el Dr. Sun Yat-sen.
Después de la derrota en la Primera Guerra Sino-Japonesa y la firma del ignominioso Tratado de Shimonoseki en 1895, Kang Yu-wei dirigió a cientos de estudiantes para protestar contra humillantes términos del tratado y exigir la reforma y modernización. En 1898, el emperador Kuang Hsu (Guangxu, 1875 – 1908) lanzó un programa de reforma que incluía la modernización del aparato burocrático del imperio, consolidando los servicios armados, promoviendo la autonomía local e inaugurando la Universidad de Pekín.
Esta campaña se conoce históricamente como la Reforma de los Cien Días. A pesar que trajo cambios radicales en el estancado imperio. Pero, los sectores conservadores de la Corte Ching temían perder el poder y convencieron a la emperatriz Tzu Hsi que el movimiento reformista era peligroso para la subsistencia del imperio. Consecuentemente, la Emperatriz Viuda puso fin a las reformas y ordenó el arresto y ejecución de los principales responsables. Kang tuvo que huir a Japón. El emperador Kuang Hsu fue desponjado del mando y mantenido en virtual arresto domiciliario.
El fracaso del Movimiento Reformista de 1898 condujo al hundimiento de la facción reformista, que pretendía prolongar el mandato de la dinastía Ching mediante ciertas reformas. A la vez, se incrementó rápidamente la fuerza y la influencia de la facción revolucionaria.
Liang Chi-chao (Liang Qichao, 1873 – 1929), uno de los involucrados en la reforma, también tuvo que huir al extranjero para librarse de la persecución. En 1899, Liang fundó en Canadá la Sociedad para Proteger el Emperador, que posteriormente se convirtiría en el Partido Constitucionalista, defendiendo una monarquía constitucional en China.

Dr. Sun Yat-sen, padre de la China moderna.



Inspirado por la necesidad de establecer un sistema democrático, dotado de una vitalidad económica que promueva el bienestar social, los derechos humanos y el respeto irrestricto a la Ley, Sun impulsó un movimiento revolucionario para derrocar al corrupto régimen manchú y establecer una nueva nación que pertenezca a todos los chinos.
En medio de la conyuntura histórica de la Primera Guerra Sino-Japonesa, Sun viajó en 1894 a Honolulu. Hawaii, donde instó a los chinos de ultramar residentes en el lugar a forma una organización revolucionaria para rescatar a la nación china. La organización fue denominada el Hsing Chung Hui o Sociedad para Revivir China, que constituye el origen del Kuomintang o Partido Nacionalista de China, fuente y fuerza de la modernización de China. Con una clara percepción y visión, Sun inspiró a los jóvenes de origen chino dentro y fuera del país, quienes se unieron espontáneamente al movimiento revolucionario.
El viaje de Sun a Hawaii fue motivado por la decepción que sintió en la Corte Manchú, que se obstinaba en mantener una rígida estructura que ya era obsoleta en el mundo moderno. Antes de partir, Sun envió un memorándum al primer ministro Li Hung-chang (Li Hongzhang, 1823 – 1901) acerca de la salvación nacional. El mismo fue totalmente ignorado por la Corte.
Al año siguiente, Sun retornó a China y dirigió el primer intento de levantamiento en Cantón, que fue fallido. Sun tuvo que huir y volver a Hawaii. Desde allí, volvería a insistir en sus esfuerzos revolucionarios. Un total de diez fallidos intentos de levantamiento se realizaron bajo la orientación de Sun, triunfando en el undécimo esfuerzo.
El Dr. Sun Yat-sen tuvo un total de 16 años en el exilio, viajando por muchos países para instigar la revolución china, ganar adeptos y recaudar fondos para la causa común. En 1896, Sun partió hacia Inglaterra, donde fue secuestrado y mantenido por dos semanas en la Legación Manchú en Londres. Gracias a la oportuna intervención del Dr. James Cantlie, su ex-profesor en la Escuela de Medicina de Hong Kong, Sun es liberado por sus captores.
Durante su estadía en Londres, Sun visitaba con frecuencia la Biblioteca del Museo Británico para estudiar política y sociología de los países occidentales. A través de su lectura, él se percató que sólo una revolución política no resolvería los problemas sociales de un país. Era necesario tener una ideología política, lo cual motivó a Sun a desarrollar un nuevo marco filosófico para la revolución china: los Tres Principios del Pueblo.
En 1905, Sun se reunió con Sung Chiao-jen (Song Jiaoren, 1882 –1913), en Japón y decidieron unir el Chung Hsing Hui con otros grupos revolucionarios chinos tales como la Sociedad de Restauración, para crear la Tung Meng Hui o Alianza Revolucionaria de China. La nueva organización revolucionaria planteaba un programa donde figuraban los postulados del “establecimiento de una república e igualdad de la propiedad de la tierra”. Esta plataforma política correspondía plenamente a las aspiraciones y las demandas de las amplias masas populares de todo el país.

Chiang Kai-shek (de pie, detrás del asiento) posa junto con el Dr. Sun Yat-sen en la Academia Militar de Whampoa.


Junto con el establecimiento de la Tung Meng Hui, Sun presentó oficialmente sus Tres Principios del Pueblo, que defienden los ideales de Nacionalismo, Democracia y Bienestar del Pueblo. Los mismos constituyeron los cimientos para la formación de una nueva China.
El último de los fallidos alzamientos revolucionarios fue el Levantamiento de Huanghuakang (Huanghuagang), ocurrido el 27 de abril de 1911, cerca de Cantón, en la sureña provincia de Kuangtung (Guangdong), en China continental. Se le conoce como el Levantamiento del Cantón del 3.29, refiriéndose a la fecha, que corresponde al 29 de marzo del calendario lunar chino.
El incidente se inició cerca del despacho del Gobernador de Kwangtung y Kwanghsi, Chang Min-chi (Zhang Minqi, 1875-1945), a quien los revolucionarios esperaban capturar. Sin embargo, Chang trepó una pared trasera y escapó. Pronto, los revolucionarios se vieron en una situación desventajosa ante un contingente militar imperial númericamente superior. Los alzados combatieron deseperadamente el Ejército Ching en las calles de Cantón.
Después del desastroso fracaso, miembros del Tung Meng Hui recogieron 72 cadáveres de los mártires y los enterraron en Huanghuakang, donde se construyó el Monumento a los 72 Mártires de Huanghuakang. En la República de China, el 29 de marzo ha sido declarado Día de la Juventud, en memoria de esos valientes jóvenes que no dudaron en ofrendar sus vidas por una patria mejor. En realidad, el número de mártires en esta gesta fue elevado a 86 en 1932, pero la gente sigue denominando al conjunto de jóvenes que se sacrificaron como los “72 Mártires de Huanghuakang”.

Primer calendario emitido en la República de China, honrando el nombramiento del Dr. Sun Yat-sen como Presidente Provisional de la República.


Los esfuerzos revolucionarios inspirados por el Dr. Sun Yat-sen culminaron con el levantamiento del 10 de octubre de 1911 en Wuchang, provincia de Hupei (Hubei). Esta gesta es conocida como la Revolución Hsinhai (Xinhai), por el nombre del año 1911, según el ciclo sexagesimal del calendario agrícola chino tradicional. La fecha se conmemora actualmente como Día Nacional del Doble Diez.
Este evento, que también se denomina como el Levantamiento de Wuchang, denota el comienzo de la Revolución, desencadenando una oleada de adhesiones y de actos de rebeldía masivos contra la corte Ching en Pekín. Pronto, guarniciones del Ejército Imperial se unieron a los alzados, vaticinando la caída final del imperio.
La Revolución Hsinhai derrocó la dinastía Ching, a la vez que puso fin a más de cuatro mil años de monarquía. A diferencia de la tradición histórica de reemplazar una vieja dinastía con una nueva, la Revolución Hsinhai destronó totalmente el sistema monárquico y lo reemplazó con el establecimiento de una república.
Si bien existieron varios intentos de establecer repúblicas en Asia, incluyendo la República de Lanfang, fundada en 1777 en parte de la actual Indonesia; la República de Formosa en 1895; y la Primera República Filipina en 1899; tales esfuerzos fueron parciales, con poco apoyo popular y de efímera duración. En consecuencia, la República de China, establecida el 1º de enero de 1912, constituye la primera república en Asia, dentro del contexto real del término político.

Texto de la abdicación de Aisin Gioro Puyi, último emperador de China.

Pero, el sistema monárquico de gobierno en China no culminó sino hasta que Aisin Gioro Puyi (1906 – 1967), el último emperador de los Ching, abdicó el 12 de febrero de 1912. De esta manera, se cerró formalmente el capítulo histórico de la dinastía Ching.
En sus primeros años, la democracia en la República de China no era completa, ya que al carecer de una experiencia previa en este campo, el incipiente gobierno provisional adoptó un modelo de república presidencial, simulando el sistema política estadounidense.
Como en todas las naciones sin un fuerte delineamiento nacional, la ausencia de una Constitución autóctona y adaptada a las realidades propias del país propició un estado de incertidumbre administrativa. Sin embargo, las ideas democráticas ya se habían diseminado por toda China.
Cuando se produjo el Levantamiento de Wuchang, Sun se encontraba cerca de Denver, Estados Unidos, en una gira para recaudar fondos. Al tener conocimiento de los acontecimientos, Sun volvió a China, dirigiéndose a Nanking, donde fue designado presidente provisional de la próxima a fundarse República de China el 29 de diciembre de ese año.
El Dr. Sun Yat-sen asume a la Presidencia Temporal el 1º de enero de 1912, proclamándose oficialmente al mismo tiempo la República de China. A mediados de febrero, Sun reununcia al cargo, confiando el mismo a Yuan Shih-kai (Yuan Shikai, 1859 – 1916), quien fue miembro de la Corte manchú y controlaba el ejército en el norte de China.

La Avenida Nanking, en Shanghai, adornada con banderas republicanas para celebrar el triunfo del Levantamiento de Wuchang.


Sin embargo, Yuan traicionaría muy pronto la Revolución China, primero disolviendo el Parlamento el 4 de noviembre de 1913; y posteriormente, para desmayo de todos los chinos, se proclama emperador el 13 de diciembre de 1915. Después de tantos esfuerzos y sacrificios, Yuan reestableció la monarquía, denominando irónicamente su zona de influencia como el Imperio Chino.
Indignado, el pueblo chino mostró una fuerte oposición en las provincias, que no aceptaron la restauración de un régimen monárquico. Tras la rebelión sucesiva de muchas de ellas y la amenaza de que las demás se declarasen también independientes del gobierno imperial, Yuan se vio obligado a abandonar el trono el 22 de marzo de 1916. Pocos meses después moriría de una complicación renal, dejando el país en ruinas.
Su corto reinado causó que la unidad del país se perdiera, surgiendo fuertes caudillos militares, denominados “señores de la guerra”, que se repartieron en el poder en las distintas regiones de China. Sin embargo, al gozar de amplio apoyo popular, el sistema republicano no podía ser derrocado por las simples pretensiones monárquicas de un fanático de la obsoleta realeza manchú.

Yuan Shih-kai se autoproclama como "Emperador de China", traicionando la causa revolucionaria y ganándose el repudio general del pueblo. Su "reinado" duró unos meses, convirtiéndose en una tragicomedia de la historia moderna del país.


El Tung Meng Hui y varios otros partidos políticos menores se fusionaron en agosto de 1912 en Pekín para formar el Partido Nacionalista. En julio de 1914, el partido fue reorganizado como Partido Revolucionario Chino, y finalmente en 1919, adoptó su actual nombre, el Kuomintang.
En 1913, Sun Yat-sen partió hacia Japón, desilusionado por la traición de Yuan. En 1917, Sun volvió a China, estableciéndose en Cantón, donde fue nombrado presidente de un autoproclamado Gobierno Nacional. Allí, fundó la Academia Militar de Whampoa en 1924, nombrando a Chiang Kai-shek (1887 – 1975) como su primer comandante.
Con los egresados de esta academia, se organizó el Ejército Revolucionario Nacional, que inició la Expedición al Norte en 1926 para combatir a los Señores de la Guerra y lograr la reunificación nacional.

El Dr. Sun Yat-sen en la ceremonia de inauguración de la Academia Militar de Whampoa.


Tras un corto período de tranquilidad y prosperidad siguiendo a la reunificación nacional y el traslado de la capital nacional a Nanking, siguiendo los delineamientos doctrinarios del Dr. Sun Yat-sen, quien había fallecido el 12 de marzo de 1925, antes de ver realizado su ideal de una China unida y fuerte, China se vió muy pronto envuelta en otra serie de incidentes que causarían gran intranquilidad y zozobra general.
Nubarrones de incertidumbre y desasosiego se asomaban en el horizonte. Primero, la rebelión de los comunistas, y después la invasión japonesa, que causó una guerra de resistencia de ocho años de duración. Al término de la Segunda Guerra Sino-Japonesa, volvió a recrudecer la rebelión de los comunistas.
En medio de la intensa efervescencia política que vivía el país, la República de China logró promulgar su Constitución Nacional en 1947, iniciando el mandato constitucional en todo el país.
Tras la Guerra Civil en China, el Gobierno Central trasladó su sede a Taiwan; dejando el territorio continental en manos de los comunistas. En Taiwan, la República de China ha dado un ejemplo de uno de los espectaculares modelos de desarrollo político, económico y social en el mundo. Hoy, la República de China cumple su centenario con una clara visión de mayor auge y prosperidad, con el fin de encaminarse a un futuro más brillante y prometedor para su pueblo. A la vez, lucha junto con todos los países democráticos del mundo con el fin de crear conjuntamente una nueva era de paz, desarrollo y progreso para toda la humanidad.

martes, 6 de septiembre de 2011

Guatemala: identificando un paralelismo cultural



Perdidos entre los anales históricos remotos en el tiempo, los antepasados de los pueblos protomayanos llegaron a las tierras altas de lo que actualmente es Guatemala, probablemente en los confines de la Sierra de Cuchumatanes; y se asentaron allí para iniciar humildemente una civilización, que con el pasar del tiempo, se convirtiría en una de las más esplendorosas del Continente Americano.

Estos antepasados del posterior pueblo maya, venían huyendo del frío, de la inestabilidad estacionaria de las regiones árticas, de los peligros que significaba atravesar el Estrecho de Bering. Allí, cansados de tanta migración, decidieron establecerse permanentemente.

Al otro lado del vasto océano, en las tierras donde probablemente provenían estos antepasados, otra civilización paralela entraba en pleno apogeo. Para cuando la civilización maya comenzaba a entrar en su etapa de formación, ya la civilización china se encontraba en su fase de consolidación final.

Pese a la enorme distancia geográfica que los separaban, los pueblos chino y maya desarrollaron muchas identidades culturales similares. Ambos adoptaron una escritura con glifos o signos que representan tanto un significado fonético como un pictograma o ideograma de lo que uno desea expresar. Ambas civilizaciones también utilizaron estelas de piedra para registrar o celebrar hechos importantes, y no como simples monumentos funerarios como ocurre en otras civilizaciones del mundo. También supieron apreciar el valor del jade, colocándolo incluso por encima de aquél del oro. Tanto para los chinos como los mayas, la palabra “jade” se refiere a cualquier piedra hermosa.

Muchas de sus hermosas leyendas originales parecen venir de una fuente común. Me acuerdo siempre de la primera estatuilla de Ixchel, la diosa maya de la Luna. La figura de una dama sentada sobre una media luna y cargando un conejo, me hizo identificarla inmediatamente con la legendaria Chang-O, la mortal que bebió el Elixir de la Inmortalidad de los Dioses y finalmente fue desterrada a vivir eternamente en la luna, acompañada por su también inmortal mascota, un conejo.

En tiempos modernos, no se tienen datos precisos acerca de los primeros inmigrantes chinos que llegaron a Guatemala. Indudablemente, arribaron a mediados o finales del siglo XIX, probablemente desde California y otras partes de Estados Unidos, desilusionados con la “fiebre de oro”. Otros, posiblemente vinieron de Panamá o Cuba. Son pocos los documentos que existen sobre las relaciones entre Guatemala y el Imperio Ching. Fue una época de grandes desórdenes sociales en China, y no hubo mucho interés en entablar relaciones con países tan lejanos como Guatemala. Con el advenimiento de la República de China, se inician los primeros contactos no formales entre los dos gobiernos.

Para inicios del siglo XX, ya existen registros de algunos ciudadanos chinos que residían en Guatemala. Cuando se cumplió el Centenario de la República en 1921, la Colonia China en ese país hizo levantar un monumento para conmemorar tal importante celebración. Este monumento, que se encontraba en la plaza frente al actual Palacio Presidencial, era conocido como el Arco Chino, y estuvo en pie hasta que fue destruido por un sismo. El Arco Chino incluso apareció en una tarjeta postal que circuló hasta fines de la Segunda Guerra Mundial. Hoy día, quedan muy pocas copias en manos de algunos coleccionistas y casas de antigüedades.





El Arco Chino que construyó la Colonia China en Guatemala en ocasión del Centenario de la República de Guatemala.

A finales del siglo XIX y principios del XX, abundan las leyes xenófobas en muchos países. Al igual que en toda América Latina, Guatemala también se contagió de la fiebre de leyes que prohibían la entrada a ciertos grupos de personas. En esa época se creía que estas personas traían enfermedades o formaban grupos delictivos, y por eso, se prohibía su ingreso. En 1936, durante la presidencia de Jorge Ubico Castañeda, se aprobó una ley que prohibía la entrada a Guatemala de todos los individuos de “raza amarilla, mongólica o negra”, también de los “idiotas, epilépticos, dementes, ciegos, sordomudos y cualquier otro que pudiera constituir una carga para el Estado”.

Al parecer, en 1944, alguien se percató que aquella norma era racista y decidió hacerle una pequeña modificación, en vista de que en el decreto original decía que “por razones étnicas” se les prohibía la entrada al país, el Decreto 10 del Congreso de la República lo modificó a: “por razones de interés social se les prohíbe el ingreso”. Ese mismo decreto también cuenta con un artículo extraño, ya que dictamina que sólo pueden residir en territorio guatemalteco 657 chinos, estipulándose que sólo si alguno moría, entonces y sólo entonces, podría entrar otro. En los años ochenta se determinó que la ley era inconstitucional y con eso quedó sin efecto, sin embargo no ha sido derogada hasta ahora.

Las relaciones formales entre los dos países se materializan en 1935, cuando se establece oficialmente el Consulado General de la República de China en la Ciudad de Guatemala. En 1954, el Consulado General fue elevado al rango de Legación Diplomática; siendo posteriormente promovido a la categoría de Embajada en 1960. En ese mismo año, la República de Guatemala abrió su Embajada en Taipei.

A través de los años, se han ido intensificando las relaciones de amistad y cooperación entre ambas naciones. El 22 de diciembre de 1971 se firma el Acuerdo de Cooperación Técnica entre los Gobiernos de la República de China y la República de Guatemala. Bajo este convenio, llegan siete especialistas taiwaneses a Guatemala en 1973, iniciando las laboras de la Misión Técnica de Taiwan en ese país. En la actualidad, la Misión realiza una serie de programas en varias zonas del país, incluyendo proyectos de cultivo de árboles frutales en el Petén; de cultivo de hortalizas de exportación; del bambú; de agroindustria; y de piscicultura y acuicultura. En julio de 2001, se rubrica un acuerdo entre ambos gobiernos para el establecimiento de la Misión de Taiwán de Servicio a la Inversión y Comercio en Centro América. La meta de esta institución es compartir las experiencias del desarrollo económico de Taiwán, promover las actividades de los empresarios las dos partes, impulsar la cooperación económica y facilitar las inversiones.Actualmente, se desarrollan proyectos de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas; así como para el desarrollo de la cooperación científica y tecnológica en el campo de la informática.





Encuentro cultural: un grupo de danzas aborígenes de Taiwan que visitó Guatemala posa durante una gira por los sitios turísticos de ese país.

En el plano oficial, existe un Tratado de Libre Comercio vigente entre ambas naciones, que fue rubricao el 22 de septiembre de 2005 por los Mandatarios de los dos países. El TLC crea una puerta de entrada de los productos guatemaltecos al mercado asiático, a la vez que ha logrado mejorar la balanza comercial e incrementar las inversiones taiwanesas en el país centroamericano.

Se estima que la colonia chino-taiwanesa en Guatemala llegue a unas 15 mil personas. De ellos, alrededor de unos 1.400 provienen de Taiwan, que comenzaron a llegar a la nación centroamericana a partir de los años ochenta. Los oriundos de Taiwan se dedican en su mayoría a negocios de importación, distribución de mercaderías y plantas maquiladoras. La mayor parte de la colonia china en Guatemala proviene de Kwangtung (Guangdong), y sus miembros de han dedicado tradicionalmente a las ventas al detal, restaurantes y agroindustrias. Muchos de los guatemaltecos de ascedencia china han logrado sobresalir en diversos campos profesionales, encontrándose conocidos médicos, ingenieros, maestros y diputados. En la actualidad, existen varios grupos cívicos que sirven a la comunidad chino-taiwanesa en Guatemala, entre los que destacan la Asociación de Beneficiencia de La Colonia China de Guatemala, la Cámara China de Comercio de Guatemala, la Cámara de Comercio Guatemala-Taiwán, la Cámara de Comercio Taiwan en Guatemala, el Club de Leones Guatemala-China y la Asociación Mundial de la Comunidad de Kwong Tung Guatemala, C.A.

La República de China valora sus relaciones con Guatemala, donde además de los contactos oficiales que han generado y transferido tecnología hacia algunas instituciones estatales; Taiwan realiza programas de apoyo directo para las comunidades, promoviendo la independencia así como el bienestar económico y social de los guatemaltecos.



ENTREVISTA Por: Hilmar J. Arévalo R.















S.E. Héctor Iván Espinoza Farfán
Embajador de la República de Guatemala

(Foto de Chen Mei-ling)


Con motivo del Centenario de la República de China, hemos entrevistado al Embajador de la República de Guatemala ante la República de China, S.E. Héctor Iván Espinoza Farfán, quien nos ilustró sobre las relaciones entre ambos países y las múltiples actividades que realiza su Embajada en pro del fortalecimiento de las relaciones bilaterales.

Sr. Embajador, ¿Cuál es la situación de las relaciones entre Guatemala y la República de China?
Embajador Espinoza Farfán:
Las relaciones diplomáticas entre Guatemala y la República de China en Taiwan es una relación que tiene más de 60 años. Originalmente tuvimos oficinas consulares y durante las últimas varias décadas hemos tenido ya embajada formalmente acá. La relación que tenemos entre ambos países es una relación cada vez más fuerte, más sólida, una relación que se ha ido fortaleciendo.

Los intercambios entre Guatemala y Taiwan han ido aumentando muchísimo en materia comercial, de cooperación, turística, cultural, académica. Hoy en día, acá en Taiwan hay 138 estudiantes guatemaltecos, muchos ya se han graduado, hay estudiantes a nivel de licenciatura, a nivel de maestría, de doctorado. Algo muy importante es que muchos están aprendiendo a hablar el mandarín, se aprende de la cultura, de la religión, de la comida. Siempre lo digo y lo he repetido que si verdaderamente queremos estrechar aún más la relación, creo que a través de los jóvenes estudiantes es un gran vínculo. Porque no es lo mismo venir como turista o extranjero, que venir a estudiar acá y aprender el idioma. Así que como una primera percepción, la relación entre ambos países es excelente, está en un momento muy importante, y cada vez los lazos se han ido fortaleciendo aún más.

La agenda bilateral entre ambos países es muy fuerte. Todo el tiempo tenemos visitas de diferentes sectores y diferentes niveles. Por ej. Este año en agosto, tuvimos una misión empresarial de muy alto nivel, tuvimos a la presidente de la Cámara de comercio, al presidente de la cámara de industria, al presidente de la cámara del agro, el presidente de Anacafé, que es la Asociación Nacional del Café de Guatemala, el presidente de la cámara de comunicación. Algo muy importante es que este año en Guatemala, se formalizó y se reestructuró la cámara de comercio Guatemala-Taiwan, y estamos concentrados en que esta cámara pueda tener mayores expectativas y mayores etapas de fortalecimiento para el futuro. Pero comento este dato, porque en agosto tuvimos acá las delegaciones de más alto nivel del sector privado de Guatemala, y creo que es una actividad importante porque demuestra el alto nivel que hay de este sector en Guatemala, de fortalecer aún más los vínculos con Taiwan. Taiwan se está reposicionando en el Asia. El ECFA, el Acuerdo marco en materia de cooperación económica, sin duda va a producir nuevas oportunidades, y para nosotros la plataforma natural de inclusive poder proyectarnos en el mercado de la China continental es a través de Taiwan. Nosotros tenemos un tratado de libre comercio con la República de China, tenemos excelentes relaciones, tenemos el interés de seguirlas fortaleciendo, y estamos seguros de que a través de acá podemos tener el acceso no sólo a la China continental, inclusive a otras partes del mundo. Taiwan está ahorita negociando un acuerdo de libre comercio con Singapur por ej. Está avanzando contratos muy importantes con Corea e Indonesia, con otras partes del Asia, y nosotros creemos que una economía y un país pequeño como Guatemala, a través de acá y derivado de la gran relación que tenemos, podemos tener otras posibilidades de presencia en el continente asiático.

Los estudiantes guatemaltecos que están acá pueden jugar un rol muy importante, esta misión de alto nivel que tuvimos y también nuestra agenda con Taiwan a través del apoyo de la oficina comercial para Centroamérica, hemos participado en la Feria internacional de turismo, recientemente estuvimos en la Feria Internacional del Café, Té y Licores, tuvimos una asociación de cooperativas de café de Guatemala, conformada por 90 pequeños empresarios. Acá en Taiwan, la gente cada vez toma más café, y son más exigentes en la calidad también, creo que es un producto que tiene mucho que aportar acá. En la feria del turismo participamos siempre proyectando el tema de la civilización maya. En Guatemala hay muy buenas escuelas de español, sobre todo en la Antigua Guatemala, y nos hemos dado cuenta que en Taiwan la gente está interesada en aprender aún más el español. Creo que ahí hay algún buen vínculo en el cual podemos estrechar aún más la relación. Guatemala ofrece muchas posibilidades turísticas, la civilización maya es una de ellas, pero eso enmarca toda una serie de temas, la similitud con el calendario maya y el año nuevo lunar, el tema del uso del jade, hay muchos temas que se pueden seguir profundizando, el tema del acercamiento cultural nos ayuda a estrechar aún más la relación.

A nivel estudiantil ahora estamos formando un grupo folklórico de Guatemala, que ya hay estudiantes que vienen a la embajada a practicar la marimba, el instrumento nacional de Guatemala. Estamos también promocionando baile. Creemos que ésta también será una buena herramienta para poder aumentar la presencia de acá. Tenemos el equipo de fútbol de guatemaltecos, que cada cierto tiempo jugamos en el campo de fútbol de el junior high school de Shihpai. Creo que el tema deportivo es otra actividad bonita e interesante.

Este año a principios tuvimos la visita del ministro de economía de Guatemala, siempre tratando de reactivar y promover el tratado de libre comercio, también posteriormente tuvimos la visita del gran montañista guatemalteco Jaime Viñals Massanet, quien subió la montaña de Jade conjuntamente con la taiwanesa que también estuvo en el Everest. Este destacado montañista guatemalteco, es el segundo en el ránking a nivel mundial. La National Geographic está llevando a cabo una competencia de quien es el primero en subir las 50 cumbres más prominentes del mundo, y este guatemalteco lleva 28, el primer lugar lleva 29, y el tercer lugar que es un europeo lleva 26, acaba de regresar del monte Amabal en Irán. Conjuntamente con Jaime Viñals Massanet visitamos la Universidad Tamkang, la Universidad de Fujen, dando charlas de la belleza, las montañas y los volcanes que hay en mi país. De hecho Jaime Viñals Massanet es un gran promotor del Monte de Jade, una de las maravillas de la naturaleza del mundo, al lugar donde él va, el promueve la belleza de la montaña sagrada de jade de acá, es un contacto muy importante. Menciono este tema porque creo que en la agenda hay muchos temas, tenemos que salirnos un poco de lo tradicional, además a mí me gusta mucho el montañismo, me gusta subir todo el tiempo a Yangminshan. Es una gran oportunidad haber tenido acá a Jaime, entre los planes ojalá pudiéramos traerlo nuevamente el año entrante, vamos a ver, pero hubo mucho interés aquí de la juventud, y porque al taiwanés le gusto mucho también el deporte.

Hemos tratado de conjugar los temas comerciales, los temas culturales… yo este año he estado en varias ocasiones en diferentes universidades dando charlas sobre la civilización maya, que yo creo que es un tema muy importante que nos hermana y permite conocer aún más. Hace poco tiempo estuve en Tamkang, también en Fujen, en algunas otras universidades del sur de Taiwan. Es un tema que nos ayuda mucho a promover el país, en Radio Taiwan Internacional también. Es un tema que va de la mano con otros temas, y yo creo que hay un factor importante que ahorita el principal producto de exportación acá es el café de Guatemala, el primero lo tiene el azúcar, pero el café es el que tiene más tendencia al crecimiento. El café guatemalteco la gente aquí lo ubica como un café de buena calidad.

¿Cuál ha sido su experiencia personal en Taiwan?
Embajador Espinoza Farfán:
Diplomáticamente he hecho mi vida en relaciones exteriores, tengo 25 años de trabajar en el ministerio , y eso me ha dado la oportunidad de vivir en varios lugares. En Costa Rica, Colombia, Italia, Ginebra, dos veces en Venezuela, y finalmente un día de tantos que tocó venir al Asia. Había conocido anteriormente Malasia. Y cuando vine a Taiwan, vine con la idea positiva del desarrollo del país, pero en estos dos años y medio que tengo de estar acá, verdaderamente es un lugar fantástico. La calidad de vida acá es muy buena, el transporte público es excelente, la salud pública es maravillosa, el tema educativo es de primera. Es una isla cada vez con un aire más puro, más verde. Entonces, mi familia está muy contenta, creo que es un lugar donde se puede aprender mucho.

Cada vez que viene gente de Guatemala, siempre les explico el tema de la religión, de la cultura, creo que es algo que hay que tratar de entender un poco. Pero verdaderamente es un lugar admirable, es decir, yo que he tenido la oportunidad de vivir en muchos lugares más, creo que de los destinos, yo comparo mucho la ciudad de Taipei con algunos lugares de Ginebra, por la seguridad, por el orden, por el tema de la salud, la educación, es decir yo creo que aquí los parámetros de desarrollo y estilo de vida verdaderamente están adquiriendo otra dimensión. Así es que es muy bonito, es un lugar donde podemos hacer mucho, podemos aprender mucho, creo que la agenda se está abriendo aún más, y creo que es un lindo momento para estar ahora en el Asia, porque creo que también el Asia está en proceso de reacomodamiento y está cambiando y creciendo muy rápidamente.

Así que creo que ha sido una experiencia verdaderamente fantástica estar por estos lugares del mundo. Estamos un poquito lejos de Guatemala, la distancia en línea recta son como 14.000 kilómetros, pero muy contentos, para el 26 de diciembre estamos programando un gran encuentro navideño con todos los estudiantes guatemaltecos, va a estar presente con nosotros el embajador de la República de China en Guatemala y su señora esposa. Ojala si tuvieras un tiempito sería una linda oportunidad para compartir con el grupo y vamos a tener una oración por el día de la Natividad y una actividad cultural. Estamos de promover mucho la participación de la gente que está acá, incluso algunos van a cantar un par de canciones en mandarín. Acá a la gente le gusta mucho cantar y creo que es una forma sana de hacer.

Hoy en día hay un gran grupo de guatemaltecos que están sacando un curso en materia de prevención y la asistencia en los desastres naturales. Está el director de la oficina nacional de servicio civil acá. Nos mantenernos generalmente bastante ocupados, estos son algunos ejemplos de las últimas visitas.

¿Cuál es su mensaje a la República de China en su Centenario?
Embajador Espinoza Farfán:
Vamos a tener la suerte de estar en este gran acontecimiento acá. La fundación de la República de China se da en el año 1911, justamente ahorita estamos en los cien años. No cabe duda de que es un acontecimiento único para el país, llegar a los cien años en la historia de cualquier sociedad es algo muy importante y de gran trascendencia. Deseo enviar una gran felicitación al pueblo, por ese gran acontecimiento, muy contento de estar acá para toda esta celebración que va a haber. Verdaderamente admirando cada vez más la belleza y el desarrollo que está teniendo Taiwan, este nuevo reposicionamiento que está teniendo en el Asia. Y en el marco del Centenario, una gran alegría, primero de poder estar acá, y de que un pueblo tan valioso y tan fuerte esté arribando a los cien años como República.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Forjando lazos solidarios con El Salvador



Al igual que la mayoría de los países centroamericanos, El Salvador no fue un destino primario de las migraciones chinas a fines del siglo XIX e inicios del XX, como consecuencia del deterioro crónico de las condiciones políticas y socioeconómicas en China.
Si bien el siglo XIX presenció una gran oleada migratoria china hacia América Latina, en un esfuerzo inicial por satisfacer la alta demanda de mano de obra requeridad para la expansión económica de la región, los inmigrantes chinos se concentraron en varios puntos considerados como de gran porvenir para los recién llegados, como serían los casos de Panamá, Perú, Chile y Brasil.
La llegada de personas procedentes de China a Centroamérica en general, y El Salvador, en particular, estuvo en gran medida relacionada con migración masiva de asiáticos hacia California durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Cuando se esfumó el sueño de la “Fiebre de Oro” en la costa occidental de Estados Unidos, muchos de los chinos que llegaron allí, decidieron ir a otros destinos al sur del Río Grande.
Motivados algunos de ellos por un espíritu aventurero, otros porque tenían familiares en Centro América, o porque consideraban que serían mejor tratados, procedieron a viajaer hacia México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica, donde pronto establecieron pequeñas colonias de ultramar.
A partir de ese entonces, se establecieron núcleos comunitarios chinos en cada uno de los países latinoamericanos, formando generalmente fructíferos negocios familiares que se han integrado al desarrollo de los sectores agrícola, industrial, y sobretodo, comercial de las naciones donde se han radicado.
En el caso de El Salvador, la llegada de los primeros inmigrantes cuyos descendientes constituyen la pujante colonia chino-taiwanesa en ese país centroamericano, fue por motivos meramente personales. Esto difiere de la razón que motivó la llegada de inmigrantes chinos en otros países vecinos, como en el caso de Panamá, Perú o algunas islas caribeñas, donde llegaron básicamente para reforzar la fuerza laboral de origen africana que trabajaba en las plantaciones de la región.
Pero al igual que en el resto de los países de la región, los primeros inmigrantes chinos mostraron la fuerte ética de trabajo que ha caracterizado al pueblo chino, y poco a poco, fueron consolidando sus pequeños negocios de ventas al detal o restaurantes en exitosos negocios, íntrinsicamente ligados a las realidades socioeconómicas de la localidad.
Para fines de la primera mitad del siglo XX, varias de las familias de origen chino en El Salvador ya destacaban en sus negocios en empresas de importación y exportación, fábricas de productos textiles y restaurantes.
Muchas fueron las familias insignes que con su ejemplo, han sido promotoras de la armonía social, la integración étnica y el desarrollo económico en El Salvador. La mayor parte de los miembros de la colonia chino-taiwanesa tienen sus orígenes en la provincia de Kwangtung (Guangdong); siendo mucho más reciente la integración de ciudadanos de origen taiwanés al conglomerado social.
Debido a su sitio de procedencia, existe en El Salvador una confusión en la traducción al español de los apellidos de estas familias de origen chino. Como en Kwangtung se hablan varios dialectos emparentados con el cantonés, resulta obvio que la pronunciación de una misma palabra tenga sus variantes. Actualmente, al haberse adoptado el mandarín como idioma oficial, es menor esta confusión.
Sin embargo, los salvadoreños descendientes de chinos que existen en la actualidad siguen haciendo honor a la versión española de sus respectivos apellidos, tal como lo heredaron de sus antepasados. Tomemos por ejemplo el apellido Kuan (關, Guan), uno de los clanes de origen chino más importantes en El Salvador. Por lo antes explicado, podemos encontrar personas de ancestros chinos de ese apellido que se identifican actualmente como Quan, Cuan, Kwan, Quon y Quant. Incluso una rama del clan adoptó un apellido latino, Eguizabal, al establecer su residencia en Santa Tecla.


Funcionarios salvadoreños y taiwaneses presiden la inauguración del Multicentro de Hortofruticultura en La Libertad, construido con asistencia de la Misión Técnica de Taiwan en El Salvador.


Esta realidad la encontramos también en las colonias chinas del resto de los países latinoamericanos, e inclusive en Norteamérica y Europa.
A través de los años, hubo varios esfuerzos por unir a los miembros de la colonia chino-taiwanesa en algún club o sociedad para atender los beneficios de sus asociados. Algunos de ellos tuvieron existencia efímera. En 1982, un grupo de miembros entusiastas de la comunidad china de El Salvador decidió fundar la Asociación Cultural China, en la forma de una organización apolítica, no religiosa y sin fines de lucro.
La sede de la misma se encuentra en la Colonia Escalón de San Salvador. El complejo donde se encuentra ha sido denominado como el Centro Chino, siendo local para multiples eventos sociales, tanto de la comunidad chino-taiwanesa, como de otros sectores de la sociedad salvadoreña.
Según su estatuto orgánico, la Asociación Cultural China tiene como objetivo:
fomentar la amistad y unión entre los descendientes de estirpe china, así como colaborar en el intercambio cultural y educativo de los pueblos chino y salvadoreño.
Hay muchas interesantes anécdotas sobre miembros de la colonia chino-taiwanesa en ese país centroamericano. Cabe destacar como ejemplo la historia de Arturo Quan Sham, quien llegó a El Salvador en 1912, a la edad de doce años. Quan Sham se dedicó a diversas actividades comerciales, llegando a ser una importante figura en los círculos sociales de El Salvador.
Nuestro personaje fue el artífice de un evento anual en la región centroamericana que reúne a las colonias chino-taiwanesas del Istmo. Todo empezó en el transcurso de una comida en Guatemala en 1964, junto con otros empresarios de origen chino de ese último país.
Al año siguiente, Arturo Quan Sham se dio la tarea de visita a todos los presidentes de las colonias chinas en Centroamérica y Panamá; culminando con la suscripción del Acta de Fundación de la Federación de Colonias Chinas de Centroamérica y Panamá. La firma del histórico acuerdo se llevó a cabo en San Salvador, asistiendo al acto Carlos Loo y Fermín Chan por la colonia en Panamá; Luis Wa Chong, por Costa Rica; Juan Wong, por Nicaragua; Joaquín Quan, por Guatemala; y Arturo Quan Sham, por el país anfitrión.
Basado en el Acta, se realizó la primera Convención de las Asociaciones Chinas de Centroamérica y Panamá con gran pompa y colorido en la ciudad de Panamá en 1966. Desde entonces, el magno evento se realiza anualmente en forma rotativa por los seis países del Istmo Centroamericano.







Vista de la mesa de honor de la 46ª Reunión y 39ª Convención de las Asociaciones Chinas de Centroamérica y Panamá que se realizó en San Salvador, El Salvador, del 28 al 30 de julio de 2011.

Recientemente, se llevó a cabo la cuadragésimo cuarta reunión de la federación en la ciudad de San Salvador, con la asistencia de más de 300 delegados de las comunidades chino-taiwanesas de los seis países.
Se estima que en la actualidad, hay varios miles de salvadorenos de ascendencia chino-taiwanea que se dedican a diversas actividades, destacándose muchos empresarios y profesionales exitosos.
En el plano oficial, la República de China inauguró un Consulado en San Salvador en julio de 1922. El 9 de diciembre de 1954, se rubrica el Tratado de Amistad entre la República de China y la República de El Salvador. Al año siguiente, la representación fue elevada a nivel de Legación en 1956, siendo destacado Hsu Tsu como primer embajador ante El Salvador. Posteriormente, la sede fue elevada formalmente en la Embajada de la República de China en El Salvador, en junio de 1961.
Desde entonces, ambos países han mantenido estrechos lazos de amistad, suscribiendo una serie de convenios y tratados que cubren un amplio campo de actividades. En la actualidad, ambos países han firmado acuerdos en las áreas cultural, comercial, técnica, agrícola, tecnológica y científica, así como un convenio de intercambio de comunicaciones.
Un aspecto destacado en las relaciones bilaterales fue la firma del Tratado de Libre Comercio entre la República de China (Taiwan) y la República de El Salvador, el 7 de mayo de 2007. En virtud de este tratado, el volumen de las exportaciones salvadoreñas a Taiwan ha presenciado un enorme crecimiento en los últimos años.


ENTREVISTA
Por Hilmar J. Arevalo R.















S.E. Marta Chang de Tsien
Embajadora de la República de El Salvador.

Foto de Chen Mei-ling

Con motivo al Centenario de la República de China, hemos entrevistado a la Embajadora de la República de El Salvador ante la República de China, S.E. Marta Chang de Tsien, quien nos ilustró sobre las relaciones entre ambos países y las múltiples actividades que realiza su Embajada en pro del fortalecimiento de las relaciones bilaterales.

Sra. Embajadora, ¿puede contarnos un poco sobre el estado de las relaciones actuales entre la República de China y El Salvador?
Embajadora Chang:
La República de China y El Salvador han mantenido relaciones diplomáticas y de amistad por muchísimos años, relaciones que se mantienen muy estables, y cada vez se intensifican más. Ahora que he venido como embajadora he tratado de acercarnos aún más, y por supuesto, las relaciones son muy buenas en los diferentes campos.
La cooperación entre ambos países ha aumentado. En el área de los intercambios culturales, mucha gente viene de allá. Tenemos muchos estudiantes salvadoreños estudiando en universidades de aquí, y eso ayuda al intercambio cultural, de idiomas por ejemplo. Hay aproximadamente 80 estudiantes becados en distintas maestrías, licenciaturas y en toda clase de profesión en muchas universidades en distintos lugares de Taiwan. Estos estudiantes se gradúan y regresan a El Salvador con otra mentalidad en cuanto a cultura, otra percepción que ayuda mucho a nuestro país.
En materia económica, tenemos un tratado de libre comercio con Taiwan, y esto ha intensificado las exportaciones a Taiwan, especialmente de café y azúcar, que son los principales productos de El Salvador.
La agenda de la embajada es bastante dinámica, y realizamos una serie de actividades, no necesariamente programadas, pero sí tenemos un flujo de información en el que nos comunicamos con los ciudadanos salvadoreños, especialmente los estudiantes. Nos reunimos para ocasiones importantes como el Día de la Independencia, Navidad y estamos siempre a la orden para ellos. Yo personalmente asisto a muchas funciones de los estudiantes en las universidades, como por ejemplo, sus graduaciones.
Desde los años setenta, tenemos un convenio de cooperación agrícola, y la misión agrícola de la República de China en El Salvador con sus excelentes técnicos ayuda a los agricultores a promover los cultivos y les enseñan nuevas técnicas. Las frutas en El Salvador han mejorado muchísimo, por ejemplo, la piña, la guayaba, y se están haciendo avances en el cultivo de orquídeas y diversas verduras.
También cabe mencionar los intercambios en medicina, vienen médicos de El Salvador a hacer internados durante varios meses para obtener nuevos conocimientos, y del mismo modo, un grupo de médicos de Taiwan llega a El Salvador para consultar y realizar cirugías, así como a entrenar médicos.

¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre la República de China y El Salvador?
Embajadora Chang:
La relación se va a mantener porque es una relación con mucha historia. El Salvador siempre ha apoyado a la República de China en todos sus proyectos, sobre todo en las Naciones Unidas siempre ha votado a su favor para que ingrese a los organismos internacionales.
Una muestra de la solidez de las relaciones son las recientes visitas de altos funcionarios de mi Gobierno: el Vicepresidente de la Asamblea Legislativa, el Ministro de Defensa, el Ministro de Relaciones Exteriores, el Viceministro de Agricultura, entre otras. A nivel empresarial, los intercambios han sido excelentes, y recientemente, muchos empresarios salvadoreños visitaron Taiwan a fin de promover sus productos.
Seguirán viniendo más estudiantes en el futuro, así como especialistas en algunos campos que vienen a hacer cursos de dos o tres semanas. En el aspecto comercial, procuraremos aumentar la cooperación, e incentivar más a los empresarios taiwaneses para que vengan a invertir en El Salvador. El ambiente inversionista allá hasta el momento ha sido muy favorable en el marco del tratado de libre comercio, y ahora el ECFA nos ofrece más oportunidades de exportar hacia Taiwan.

¿Cuál es su mensaje a la República de China en la ocasión de su Centenario?
Embajadora Chang:
Como Embajadora de mi país, y en nombre del Gobierno del presidente Mauricio Funes, deseo enviar al Gobierno y al pueblo de la República de China en Taiwan un caluroso y sincero saludo de felicitación, y deseos de paz y prosperidad en este 100 aniversario de la fundación de la República.
En esta fecha tan gloriosa, deseo expresar que el pueblo salvadoreño se regocija grandemente porque comparte con este pueblo sus ideales de paz y democracia. En este contexto, El Salvador continuará desarrollando sus esfuerzos para que las relaciones bilaterales se mantengan y se fortalezcan. Felicitamos efusivamente al Gobierno de la República de China y a su pueblo por mantener y preservar las relaciones de amistad y respeto que han existido entre ambos países y también por su fuerza pujante y su fortaleza en pro del desarrollo y la educación. Es una magna fecha y los exhortamos a continuar construyendo una sociedad próspera, poderosa, democrática y armoniosa.
Han sido unos años bastante difíciles en muchos aspectos, pero la valentía del pueblo y el Gobierno ha prevalecido, convirtiéndose en una democracia que deseamos imitar porque han sabido valorar y vencer todos los obstáculos para lograr esta gran nación que es hoy día. Salud y prosperidad para todos.


martes, 26 de abril de 2011

Paraguay: Destinos compartidos




A diferencia de muchos otros países latinoamericanos, la presencia de la comunidad de origen chino en Paraguay tiene una historia más reciente. En la mayoría de las otras naciones latinoamericanas, se tiene conocimientos acerca de importantes núcleos de población de origen chino desde el siglo XIX. Sin embargo, se tiene muy pocas referencias sobre la colonia china en Paraguay hasta la segunda mitad del siglo XX.
Tal vez la razón principal de esta situación se deba a que antes del siglo XX había pocos deseos en Paraguay para aceptar la llegada de personas asiáticas interesadas en radicarse en el país sudamericano. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que fue recién en la década de 1940 que se presenta un marco regulatorio explícito que señala y clasifica el arribo de ciudadanos asiáticos en calidad de migrantes. Anterior a ello, indistintamente fuesen japoneses, chinos o coreanos, con frecuencia eran sencillamente denominados conjuntamente como “chinos”.
Como se había indicado anteriormente, es muy probable que se hubieran llegado a Paraguay inmigrantes de origen chino, como individuos particulares o pequeños núcleos familiares. La entrada significativa de inmigrantes chinos provenientes de Taiwan se produce en la década de los años sesenta. Tras el inicio de los lazos diplomáticos en 1957, se firman una serie de acuerdos y tratados entre ambos países, que obviamente facilitaron la llegada y la radicación de inmigrantes chinos en Paraguay.
En su vida republicana, la historia paraguaya fue testiga de dos grandes conflictos militares con enormes y severas repercusiones en todos los ámbitos de su realidad nacional. El primer conflicto mayor fue la denominada Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), donde Paraguay tuvo que luchar militarmente contra una coalición formada por Argentina, Brasil y Uruguay. La misma ha sido llamada por los paraguayos la Guerra Grande. Los brasileños la conocen en su historia como la Guerra do Paraguai; mientras que los argentinos y uruguayos la demoninan la Guerra del Paraguay.
Ante la enorme cantidad de bajas humanas y saqueos que sufrió la heroíca nación guaraní, lo más lógico de imaginar es que los escasos inmigrantes chinos que se habían radicado en ese país para esa época hubieran corrido con la misma suerte que los paraguayos. Sus pocas pertenencias y documentación debieron desaparecer en medio de la vorágine de cruento conflicto que causó un desastre demográfico, la pérdida de gran parte del territorio nacional y una abultada indemnización de guerra para el Estado Paraguayo.
De 1932 a 1935 se libró la Guerra del Chaco, otro gran conflicto militar que conmovió profundamente al Paraguay. Debido a la aridez y escasa población en la región, los límites de la dependencia político-administrativa del Chaco nunca fueron definidos desde la época colonial. Finalmente, Bolivia y Paraguay en enfrentaron bélicamente por el control del Chaco Boreal.
La Guerra del Chaco tuvo un impacto muy profundo en ambos países, quedando sus respectivas economías seriamente afectadas. Si bien, en términos netamente militares, Paraguay salió victoriosa del conflicto; sin embargo, sucumbió ante los efectos de una severa crisis económica y una sucesión de golpes de estado y dictaduras, que culminaron en la llegada al poder del General Alfredo Stroessner Matiauda en 1954.
Al igual que en la Guerra Grande, se desconoce la realidad de lo que hubiese ocurrido a los inmigrantes chinos que pudieron estar presentes para esa época en terreno guaraní.
La República de China y la República del Paraguay establecieron relaciones diplomáticas el 8 de julio de 1957. En la actualidad, Paraguay tiene su Embajada en la cudad de Taipei; mientras que la República de China tiene su Embajada en Asunción, así como un Consulado General en Ciudad del Este.
A partir de 1961, se han ido incrementando y fortaleciendo las relaciones entre los dos países, a través de las visitas oficiales a nivel presidencial y de altos dignatarios de los dos países, así como con la suscripción de unos cincuenta instrumentos bilaterales que comprenden una amplia gama de materias, cultura, comercio y cooperación económica, cooperación técnica, turismo, inversiones, garantía mutua de inversiones, extradición, contratos de préstamos, cooperación financiera, construcción de obras públicas, transporte aéreo, supresión de visas en pasaportes diplomáticos y oficiales.
Hasta el presente, se han firmado unos treinta convenios bilaterales entre los dos países. El más antiguo de ellos data de mayo de 1962, cuando la República de China y Paraguay rubrican el Tratado de Comercio y Cooperación Económica, siendo reforzado y actualizado con protocolos adicionales y notas reversales. En junio de 1968, las dos naciones firman un Tratado de Amistad. El mismo fue reforzado en 1971 con la firma del Acta sobre Cooperación Técnica y Económica entre la República de China y la República del Paraguay, que da inicio a los programas de cooperación técnica que existen entre los dos países.
Entre los más recientes convenios que han firmado ambos países, tenemos el Tratado de Extradición entre la República de China y la República del Paraguay, firmado en Taipei en abril de 1986; así como el Acuerdo para la Supresión de Visas en Pasaportes Diplomáticos y Oficiales, también rubricado en Taipei en agosto de 2002.
En la actualidad, la mayor parte de la comunidad chino-taiwanesa se encuentra concentrada en Ciudad del Este, situada en la llamada “Triple Frontera, conformada además por Foz do Iguaçu y Puerto Iguazú, puesto que ahí confluyen las fronteras de Paraguay, Brasil y Argentina. En realidad, no se conoce exactamente la cantidad de ciudadanos de ascendencia china, pero se estima que sean entre 15 a 20 mil personas.
Con respecto a sus lugares de origen, estos ciudadanos provienen principalmente de tres áreas geográficas: Taiwan, China continental y Hong Kong. A pesar que existen ciertas diferencias en sus costumbres y dialectos, la relación entre estos tres grupos es generalmente armoniosa y cordial.
Se estima que en todo Paraguay, la comunidad de origen chino llega a unas 40 mil personas. La mayor parte de ellos se dedican al comercio al detal, así como a industrias maquiladoras. Muchos de los taiwaneses que emigraron hacia Paraguay en los años setenta y ochenta, se trasladaron posteriormente a Brasil. De ellos, una cantidad considerable transitan permanentemente entre los dos países, dedicándose al comercio exterior. Hasta el momento, no exiten estadísticas oficiales acerca de la población de ascendencia china en Paraguay.
Jorge Di Masi, experto en asuntos de Asia y el Pacífico del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata, opina que los inmigrantes chinos en Latinoamérica “se sienten bien porque valoran mucho el fácil contacto con la naturaleza y los espacios grandes que pueden disfrutar a diferencia de los que les ocurre en las grandes y populosas ciudades chinas”. No podía ser más acertada la descripción de la presencia chino-taiwanesa en Paraguay.
Después de Brasil y Perú, posiblemente Paraguay es el país latinoamericano con mayor núcleo poblacional de ascendencia china. La ausencia de discriminación étnica, política o religiosa ha conllevado a los inmigrantes de origen chino a sentirse cómodos en el Paraguay. En la actualidad, se encuentran plenamente integrados en la sociedad guaraní, estando presentes en todas las profesiones y estratos sociales.
En ocasión de celebrarse este año onomásticos importantes para ambos países, se han programado una serie de actividades para conmemorar tanto el Bicentenario de la Independencia del Paraguay como el Centenario de la República de China. Las mismas incluyen exhibiciones de fotos, presentaciones artísticas y culturales, así como festivales de cine en Paraguay. Tales eventos cuentan con el apoyo de organizaciones de la comunidad china en ese país sudamericano, tales como la Cámara de Comercio e Industria Paraguayo-China (Taiwán) y la Asociación Paraguayo-Taiwanesa de Amistad y Cooperación (APTAC).
En Taiwan, la Embajada del Paraguay también ha desplegado una serie de actividades de celebración, incluyendo una importante muestra fotográfica de ese país.


ENTREVISTA
Con motivo de celebrarse el Centenario de la República de China, el embajador de la República del Paraguay en la República de China, S. E. Carlos Martínez Ruiz Díaz, nos hace un resumen acerca de las relaciones entre los dos países.

S.E. Carlos Martínez Ruiz Díaz, Embajador de la República del Paraguay.(Foto cortesía de la Embajada de la Rep. del Paraguay)



Sr. Embajador, ¿nos puede comentar acerca del estado de las relaciones entre Paraguay y la República de China?
Emb. Martínez Ruiz Díaz:
Actualmente, nuestras relaciones están pasando por un buen momento, puesto que hace poco tuvimos la visita del Señor Presidente de la República del Paraguay aquí en la República de China-Taiwan, acompañado del Canciller y dos Ministros. La lectura que podemos hacer de ésto es que nuestras relaciones diplomáticas gozan de buena salud. Considerando que mover a un presidente a tanta distancia y por tantos días, a veces resulta algo muy difícil. Eso principalmente demuestra el grado de amistad que nos une y los más de 53 años de relaciones diplomáticas que tenemos entre Paraguay y (la República de) China-Taiwan.
Además, toda la cooperación que Taiwan realiza con Paraguay está totalmente vigente y siempre desarrollándose de buena manera. Una vez más, con la visita de nuestro Presidente se ratificaron nuestras relaciones. Por otro lado, también va en aumento el intercambio comercial, y ésto hace siempre que las relaciones avancen y se solidifiquen. Basándose en un intercambio comercial fluido e importante, el aumento del cupo de la carne de parte de Taiwan para la compra de este producto desde Paraguay es muy importante. Y hoy, ya tenemos empresarios taiwaneses comprando ese producto del Paraguay; que es una carne realmente ecológica y una de las mejores carnes de Sudamérica. Razón por la cual, el mercado europeo se abastece exclusivamente de la carne paraguaya.
También podemos destacar en estos momentos tenemos empresarios que están muy interesados en aumentar el flujo comercial y están visitando el Paraguay. Desde el año pasado, nosotros hemos facilitado la entrega de visas para los ciudadanos taiwaneses, de manera que puedan visitar Paraguay.

Aparte de las relaciones en lo económico y comercial, ¿nos puede hablar un poco acerca de otros campos, como el cultural, deportivo y otros?
EMRD:
Asimismo, el año pasado se aprobó una ley de intercambio cultural y deportivo entre Paraguay y (la República de) China-Taiwan. Hoy, la misma está vigente y realmente facilita muchísimo tanto que vengan paraguayos para estudiar aquí, así como el reconocimiento finalmente de los títulos universitarios que obtengan los ciudadanos paraguayos becados aquí en Taiwan. Lo que se va a lograr con esta ley es que el intercambio cultural y deportiva sea fluido y que tenga el viso de oficialidad.
Es una ley cultural y ya fue ratificado por el Parlamento de la República del Paraguay y aquí también, en la República de China-Taiwan.

En el futuro, ¿se tiene conocimiento de algún programa en específico por desarrollar?
EMRD:
En estos momentos, las relaciones gozan de buena salud, como ya había manifestado. Y también, en los procesos en los que la cooperación técnica con la República de China-Taiwan se realiza en los diversos campos, tales como la agricultura, la cría de cerdos, la cría de peces, de tilapias, etc., van en aumento. Razón por la cual, nosotros siempre agradecemos a la República de China-Taiwan por todo el apoyo.
Además del aumento de las becas para cursos de grado que se desarrollan aquí en Taiwan, por primera vez el año pasado (2010), Taiwan también ofreció al Paraguay las becas para cursos para estudios exclusivamente del mandarín. O sea, viene la gente por un año y estudia mandarín, que es el idioma de importancia para el futuro considerando la importancia que adquiere cada vez más. También es importante por el comercio internacional que se desarrolla con Asia.

Finalmente, ¿algún mensaje para la República de China en su Centenario?
EMRD:
Mi padre decía que no cualquiera cumple cien años. Por eso, creo que es un momento histórico muy importante para la República de China (Taiwan). El país cumple estos cien años con una interesante vista hacia el futuro. Considerando la firma del ECFA (Acuerdo Marco de Cooperación Económica) con China continental, vemos que se pacifica la situación entre ambos lados del Estrecho de Taiwan y el comercio se vuelve más fluido. Todo eso hará que la República de China-Taiwan realmente tenga un futuro cada vez mejor y se fortalezca económicamente. Yo le deseo a todos los taiwaneses que puedan gozar de los cien años que cumple este país y que tengan mayor prosperidad en el futuro y un bienestar mejor para todas sus familias. Con los deseos de muchas felicidades para todos.

viernes, 25 de marzo de 2011

La colonia china en Nicaragua



Los primeros inmigrantes chinos en Nicaragua arribaron a las costas del país centroamericano en las segunda mitad del siglo XIX. Al igual que los primeros integrantes de las colonias chinas en las Américas, esos inmigrantes llegaron a Nicaragua huyendo de la caótica situación en que vivía China. El Imperio Ching o de los Manchúes veía aproximarse su ocaso y la incertidumbre se había adueñado del quehacer nacional. La vida era extremadamente ardua y las posibilidades de superación eran casi nulas. Por esas razones, muchos jóvenes optaron por aventurar una mejor suerte en otros países. La mayoría de ellos venían de la provincia de Kwangtung, que era la que tenía relativamente menor control de sus puertos.
Existen algunas referencias de que los primeros chinos llegaron a Nicaragua a mediados del siglo XIX, en los barcos que operaban la Compañía Accesoria de Tránsito, dirigida por Cornelius Vanderbilt, que hacía la travesía Nueva York-San Juan del Norte con el fin de trasladar pasajeros de todo el mundo y principalmente norteamericanos que llegaban a California por la llamada “Fiebre del Oro”.
Los viajeros ingresaban a San Juan del Norte navegando el río del mismo nombre y luego el lago de Granada, para desembarcar en el puerto La Virgen, en Rivas, trasladándose por tierra a San Juan del Sur, donde tomaban otro barco hacia California.
Es posible que entre los miles de pasajeros que realizaron ese trayecto hubieran ciudadanos chinos que se quedaron en Nicaragua atraídos por la belleza natural y la hospitalidad de un país que continúa manteniendo esas mismas características a los inmigrantes de diferentes nacionalidades que han hecho aquí su segunda patria.
Históricamente, se registra la llegada de inmigrantes chinos en 1884 a la Costa Atlántica de Nicaragua; y en 1894 al sector del Pacífico, fijando residencia en las ciudades de León y Managua. Sin embargo, hay limitada documentación en torno a la identidad precisa de esos ciudadanos chinos. Muchos de estos primeros inmigrantes no llegaron directamente de China, sino que venían de Estados Unidos, México y Panamá; donde no habían tenido muchos éxitos en sus esfuerzos por radicarse allí.
Según el historiador nicaragüense, Donovan Brautigam, llegaron los primeros chinos a Bluefields en 1884. Por prejuicio racial de parte del gobierno nicaragüense de turno, tuvieron dificultades legales desde el primer año después de la anexión de la Costa Atlántica. En julio de 1895, el presidente José Santos Zelaya López aprobó un decreto propuesto por el gobernador Agustín Duarte, prohibiendo el desembarque de chinos en toda la Costa Atlántica.

Miembros de la colonia china y sus invitados posan frente al antiguo local del Club Chino en Bluefields, en 1930. (Foto cortesía de J. Fabio Lau Sandino)

Sin embargo, los chinos continuaron llegando, muchos de ellos clandestinamente mediante el soborno a los funcionarios. Se dedicaron principalmente a la agricultura, pesca y comercio al detal. A mediados de la década de 1920, se realizó un censo donde se daba a conocer que Bluefields tenía una población unos cuatro mil habitantes, de los cuales quinientos eran chinos puros.
Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las las tiendas y negocios del área central comercial de Bluefields estaba en manos de los chinos. Existe incluso la curiosa anecdota de Chow Wing Sing, quien acuñó su propia moneda. Para ese tiempo, la colonia china ya tenía su club social que contaba con un edificio muy presentable de dos pisos donde se realizaban sus actividades sociales y celebraciones como el 10 de octubre, Día de Nacional de la República de China.
Aquellos que desembarcaron por el Pacífico, la colonia china se encargaba de acomodarlos y financiarlos para que se dedicaran al negocio que más se adaptara a sus habilidades. Por lo general, optaban por el comercio minorista y el expendio de comida, negocios en los que tuvieron mucho éxito pues era gente que trabajaba incansablemente día y noche.
Una faceta interesante de este proceso migratorio fue la aparición de restaurantes chinos, que se convirtieron en una verdadera opción para el nicaragüense de clase media pudiera saborear las delicias de la comida oriental. Estos restaurantes ofrecían una amplia variedad de platillos, tanto de origen chino, como de la cocina internacional.
Como la gran mayoría de los inmigrantes chinos en Nicaragua llegaron sin mujeres, muchos se casaron o cohabitaron con ciudadanas locales con las cuales procrearon hijos. Eso explica la presencia hoy de varios apellidos chinos en todos los grupos étnicos de Nicaragua.
En los años 1856 y 1857 estalla la Guerra Nacional de Nicaragua, que al inicio tuvo matiz de una guerra civil involucrando a los legitimistas y democráticos, culminando en la toma del poder por el filibustero William Walker. La oportuna intervención de contingentes militares de las repúblicas centroamericanas acabaron expulsando a las tropas filibusteras.
Al concluir el conflicto, Nicaragua se hallaba gravemente debilitada económicamente, la ciudad de Granada había sido incendiada casi en su totalidad por Walker, y surgió una nueva rivalidad entre liberales y conservadores. Para colmo, surgió una epidemia de cólera que culminó diezmando aún más la población.
Durante el mandato del presidente Tomás Martínez Guerrero, se emitió un decreto en marzo de 1865 donde se ofrecía tierras de cultivo para inmigrantes extranjeros que quisieran dedicarse a la agricultura en Nicaragua. Esto posibilitó la entrada de algunos “operarios chinos” que fueron contratados para trabajar en las plantaciones de caña y algodón. Sin embargo, la cantidad fue mínima y no duraron mucho tiempo en las faenas de campo.
Los inmigrantes chinos que llegaron a ese país a fines del siglo XIX ya no entraron como “culíes” o trabajadores contratados, como ocurrió en otros países latinoamericanos unas décadas antes. Más bien, llegaron con recursos propios y se dedicaron a negocios menores, como serían tiendas, restaurantes y lavanderías.
Las medidas discriminatorias del Decreto de 1895 fueron complementadas con otras restricciones que se le fueron agregando, siendo la más reciente en mayo de 1930. Todas estas medidas discriminatorias contra los chinos fueron finalmente suprimidas con el Decreto No.138 del Congreso de la República en septiembre de 1944.
A partir de las dos últimas décadas del siglo XIX, ya se tienen registros fidedignos de los ciudadanos chinos radicados en Nicaragua, con detalles sobre tales personas y su ocupación. Ya entrado en el siglo XX, se tienen conocimientos de los primeros intentor de la colonia china por organizarse. En 1925, se creó una sociedad mutualista con el nombre de Unión Fraternal China. Esta sociedad funge como entidad encargada de atender a sus conciudadanos hasta 1942. La Asociación China de Nicaragua es fundada el 13 de junio de 1942 en Managua, constituyéndose en una entidad con personería jurídica y sin fines de lucro, debidamente aprobada por el Poder Ejecutivo de la nación centroamericana.
En otras ciudades nicaragüenses donde había presencia de ciudadanos de origen chino también se crearon asociaciones o clubes. Sobresale entre estas organizaciones el Club Chino de Bluefields, que fue fundado en 1920. Tales asociaciones tuvieron diversas suertes, desapareciendo algunas o sufriendo sus locales de las calamidades naturales que han azotado al país en el pasado.
Con la llegada del régimen revolucionario en 1979, muchas de estas asociaciones fueron disueltas o cerradas por los acontecimientos políticos de esa época. Los inmuebles de las mismas fueron confiscados o intervenidos, y en algunos casos, muchos de sus miembros tuvieron que abandonar el país.
El local donde funcionaba el Club Chino, adquirido en 1947, fue destruido por el terremoto de 1972. En 1975, la colonia china decidió adquirir un nuevo lote en la parte oriental de la ciudad capital. En 1978, se tiene programado el inicio de las contrucciones para el nuevo club; pero al año siguiente, con el triunfo de la Revolución Sandinista, se frustra el plan ya que el terreno fue ocupado por un grupo de precaristas.
Durante la Administración de Violeta Barrios de Chamorro, la colonia china gestiona la indemnización por el inmueble perdido; caso que se presenta en 1993. Posteriormente, la Administración de José Arnoldo Alemán Lacayo resuelve en 1998 hacer una permuta con un loto de dos manzanas ubicado en la Carretera a Masaya. Allí se construyó el actual Centro Chino Nicaragüense, donde se realizan actividades sociales, culturales y recreativas.
A pesar de varias décadas de presencia de inmigrantes chinos en Nicaragua, no hubo relaciones a nivel oficial entre los dos países sino hasta el 10 de junio de 1911, cuando llega al país Tam Pui Shum, embajador itinerante para Centroamérica y Panamá del movimiento republicano.
Las relaciones oficiales entre Nicaragua y la República de China se remotan a 1930, cuando llega a Managua el encargado de Negocios temporal de China, P. Chetchong Li, quien asumió al cargo de cónsul ante Nicaragua. Entre sus primeras funciones fue empadronar a la población china residente en ese país centroamericano, emitiendo certificados de registro numerados que sirvieron como documentos de identidad.
Con el terremoto de 1931, se suspendieron las actividades del Consulado de la República de China, siendo reanudadas al año siguiente con la llegada del vicecónsul, Y. T. Ling. El Consulado de la República de China fue elevado a nivel de Legación en 1955. Finalmente, la representación fue elevada a nivel de Embajada en 1967. El primer embajador chino acreditado en Nicaragua fue Tsechang K. Chang, quien presentó sus credenciales en 1962.

Inauguración del Parque Nicaragua en el poblado de Luchow, distrito de Taipei.


Las relaciones diplomáticas entre los dos países se mantuvieron durante la primera etapa tras el triunfo de la Revolución Sandinista. Sin embargo, Nicaragua optó por reconocer a la República Popular China el 7 de diciembre de 1985, y se rompieron las relaciones diplomáticas con la República de China. El 5 de noviembre de 1990, Nicaragua reestableció los lazos diplomáticos con la República de China, y rompió relaciones con China continental.
Con el reestablecimiento de los lazos diplomáticos, Lin Ki-tsen fue designado como embajador de la República de China. Dentro de esta nueva etapa de relaciones oficiales, ambos países han firmado una serie de acuerdos y convenios que activan muchos programas de cooperación bilateral. Dentro de este nuevo contexto diplomático, también emigran hacia Nicaragua muchos ciudadanos taiwaneses, que han realizado múltiples inversiones y han añadido una nueva faceta a la colonia china en ese país.
En 1906, Nicaragua inaugura un Consulado en la entonces colonia británica de Hong Kong. En 1932, el Consulado fue trasladado a territorio chino, nombrándose como cónsul a Max Katt Winkerl. Con el traslado del Gobierno Central a Taiwan en 1949, la Legación Nicaragüense fue trasladada a Taipei.
Según cifras de la Asociación Chino Nicaragüense, la comunidad china en Nicaragua está conformada por unas tres mil personas, los cuales contribuyen a la economía nacional en diferentes sectores productivos y de servicio, entre estos restaurante, tiendas de ropa, entre otros campos. Entre ellos, alrededor del diez por ciento son de origen taiwanés. El resto, en su mayoría, tienen ascedencia cantonesa. Si se cuentan a los nicaragüenses de ascendencia china, la cantidad podría fácilmente llegar a unas doce mil personas.
Las familias chinas que actualmente residen en Nicaragua se sienten muy orgullosas de cómo sus antepasados, con un gran sentido de disciplina y abnegación, fundaron y desarrollaron empresas dedicadas no sólo al comercio, sino que también a la industria, especialmente de dulces, ropa, jabón, así como actividades de transporte, restaurantes, bares, madera, etc., constituyendo en la actualidad un ejemplo de lo que se puede lograr, aún partiendo de cero.


ENTREVISTA

Con motivo de celebrarse el Centenario de la República de China este año, se hizo una entrevista al Embajador de la República de Nicaragua ante la República de China, S.E. William Tapia Alemán, sobre el pasado, el presente y el futuro de las relaciones bilaterales entre estas dos naciones amigas. A continuación, le presentamos un extracto de la entrevista.

Embajador Tapia, ¿Cómo puede describir las relaciones entre Nicaragua y la República de China?
Embajador Tapia Alemán:
Las relaciones entre Nicaragua y la República de China se remontan más allá de hace 75 años, desde que se encontraba en el continente chino, y sólo hubo una breve interrupción en 1985. En 1990 se reanudaron nuevamente las relaciones entre ambas naciones, y desde entonces siempre han sido excelentes.
La primera vez que vine a Taiwan fue en 1963, becado por el Gobierno de la República de China, cursé estudios en la Universidad Nacional de Taiwan; luego, partí en 1968, y regresé nuevamente a Taiwan en 1972, como encargado de negocios. Yo era el jefe de la misión e instalamos la primera oficina de la Embajada de Nicaragua en Taiwan; en 1975 regresé a mi país, y ahora recientemente en 2007, volví a Taiwan como embajador de mi país. He visto a Taiwan crecer, desarrollarse, así como cuando uno ve a una planta que nace, se desarrolla y llega hasta lo alto y sigue creciendo. Taiwan sigue creciendo. Cuando volví en 2007, quedé maravillado de ver cómo Taiwan en tan poco tiempo había logrado un progreso tan grande.
Nicaragua siempre ha mantenido buenas relaciones con Taiwan. Desde que el gobierno sandinista subió al poder las relaciones se han vuelto excelentes, han ido mejorando y ahora mantenemos relaciones diplomáticas, amistosas, comerciales y culturales, todas muy profundas, muy enraizadas.
En el campo diplomático tengo la suerte de ser muy apreciado por el Gobierno de la República de China y he podido de esta manera realizar un trabajo más eficiente, más productivo para mi país, y hemos logrado afianzar los vínculos que unen a nuestros dos países.
En el campo comercial, la relación no podría ser mejor. Con la firma del tratado de libre comercio en enero de 2008, las exportaciones de Nicaragua hacia Taiwan se dispararon y hemos llegado a tener un récord de exportaciones ese mismo año de 18 millones de dólares estadounidenses, aumentando en 2009 a pesar de la recesión económica, y en 2010 seguramente sobrepasaremos los 25 millones sólo de exportaciones de Nicaragua a Taiwan.
En cuanto a las relaciones culturales, todo va muy bien también. Muchos troupes de Taiwan han llegado a Nicaragua y se han presentado en varias ciudades; y de manera recíproca, la gente de Nicaragua también ha participado en muchos eventos culturales.
En relación a las misiones técnicas de la República de China en Nicaragua vale mencionar que Nicaragua es un país extremadamente rico en recursos naturales y agrícolas, y tenemos la suerte de contar con el excelente equipo de trabajo de la Misión Técnica de Taiwan, quizás la mejor entre todas las que tiene en el mundo. Recientemente, se reunieron en Nicaragua todos los jefes de las misiones técnicas de Taiwan en el mundo para estudiar y observar el milagro que ocurre en nuestro país, que ha tenido un altísimo porcentaje de rendimiento desde que se instaló a principios de los años setenta en Nicaragua.
Actualmente, también hay 140 estudiantes nicaraguenses becados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de China y TaiwanICDF (el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional), que cursan estudios a nivel universitario y de postgrado.


S.E. William Tapia Alemán, Embajador de la República de Nicaragua. (Cortesía de Hilmar J. Arévalo R.)



¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre ambas naciones?
Embajador Tapia Alemán:
Brillante, para hablar sinceramente, creo que la ayuda desinteresada que siempre nos ha prestado Taiwan, es algo que mi país agradece. Por mi parte, que vine a Taiwan siendo un muchacho de bajos recursos, becado por el Gobierno de la República de China, le debo mucho a Taiwan. Creo que hay que retribuir esa deuda, y hago lo que pueda para que aumenten más y más las relaciones, y se mantengan sólidas, y que no vaya a haber un tropiezo o un paso en falso. Mi meta es que se consoliden más y las mantengamos por siempre. La República de China se lo merece, es un pueblo trabajador, muy culto y educado, con gran carisma y calor humano.

¿Qué mensaje desea dirigirle a la República de China en su Centenario de fundación?
Embajador Tapia Alemán:
Le diría al Gobierno de la República de China y a toda su gente que los felicito por haber llegado a este gran acontecimiento que es la celebración de 100 años de fundación. Es como cuando un individuo celebra sus cien años de vida, que todavía está fuerte y pujante. La República de China con cien años de existencia, se ha mantenido vigorosamente, y sigue siempre más y más hacia arriba. Creo que gracias a sus administraciones anteriores, por ejemplo, la del Generalísimo Chiang Kai-shek y la de su hijo Chiang Ching-kuo —a quienes admiro muchísimo, y a éste último a quien tuve el honor de conocer personalmente— se sentaron las bases de lo que este país es hoy día, a través de la enseñanza, la disciplina, el respeto mutuo, y el amor hacia su terruño. Así como por la voluntad del pueblo de Taiwan, que es un pueblo que trabaja primero por su país; y luego, para su bienestar personal.
Finalmente, reitero mi mensaje de felicitación a la República de China y su pueblo en su cien aniversario de existencia, y que vengan otros cien y cien más.

Entrevista por Hilmar J. Arévalo R.



NOTA: Para confeccionar el presente escrito se ha tomado como referencia la obra Raíces y Huellas Chinas en Nicaragua, de J. Fabio Lau Sandino.